PISTAS PARA COMPRENDER LA REALIDAD EN CLAVE DE MISERICORDIA.
La persona del Maestro estuvo siempre aprendiendo, de sus padres, de sus discípulos, de la mujer,
de sus contradictorios.
Indiscutiblemente en
nuestra vocación: “llevamos este tesoro
en recipientes de barro, para que aparezca que una fuerza tan extraordinaria es
de Dios y no de nosotros” (2Cor. 4).
No es nuestra sabiduría
sino la fuerza del Señor la que nos va recreando, y todo, porque este tesoro
que es nuestra vocación, la llevamos en vasijas de barro. No nos creamos
entonces que somos indispensables, que lo sabemos todo. El arte está en
aprender del Señor, que siempre estuvo discerniendo el querer del Padre. Lo que
nos alimenta es la fuerza de Dios en nosotros.
Por esto en nuestra tarea
formativa un reto es la unidad: unir nuestros proyectos, empezando por los de
casa, por los de la congregación, donde a veces estamos tan dispersas. La Vida Religiosa no es implicativa porque no
tenemos unidad. ¿No nos cuestiona esto? ¿No tendremos que revisarnos un poco?
Hay una pregunta clave: EL
MUNDO EN QUE VIVIMOS: ¿ESTAMOS EN UNA ÉPOCA DE CAMBIO O EN UN ESTADO MUTACIÓN? ¿EN QUÉ MUNDO ESTAMOS LOS FORMADORES? ¿EN QUÉ MUNDO VIVIMOS EN NUESTRAS
COMUNIDADES? ¿ESTAREMOS PERDIENDO EL RUMBO? HAY QUE PENSAR.
Si optamos por el cambio de época, muchos ya lo han dicho, incluso la iglesia, hay realidades que mueren, que ya
no sirven, y entonces ¿por qué nos resistimos?
Este cambio de época se ha
dado sin que lo hayamos asimilado. Sin darnos cuenta nos hemos acostumbrado a
que nuestras estructuras religiosas tienen que ser iguales, y que vayan en la
línea egoísta de la congregación, de la orden, como siempre, y no para un servicio de evangelización al
mundo (Y para eso nacimos).
Nuestros/as jóvenes, se ven
bombardeados por antivalores, mostrados como valores; rebeldía,
irresponsabilidad, oportunismo, irrespeto, egocentrismo, sensualidad, narcisismo,
facilismo, entre otras, que son ofrecidos
como alternativas para una vida libre…ajeno a las normas sociales y
valores morales supremos. Y nuestra tarea formativa es hacer nacer para la libertad
que está en Jesucristo y en servir a los demás; siendo parteros/as.
Hay una segunda oferta que
los científicos interpretan como TIEMPO DE MUTACION. El ser humano ha cambiado
y esto presenta una realidad totalmente diferente. ¿Será que la estamos
aceptando? Desde niños se está buscando
cómo ser libre…ésta es como la identidad, y el riesgo es que quedemos anclados en este deseo de libertad. Hay una conciencia
de algo diferente, donde no queremos repetir lo mismo.
Entendemos por mutación la transformación a otros horizontes sin marcha atrás donde se da un serio cambio en este mundo que nos lanza a la correlación; cambio radical de la visión de nuestro mundo. ¿Nosotras/os, estamos vislumbrando este nuevo paradigma? Esto es un reto bastante grande porque nos lanza a relacionarnos unos con otros. La vida religiosa va a ser significativa en la medida en que mejoremos nuestras relaciones., sobre todo al interior de nuestras comunidades. Creo que hay mucha tela que cortar en este aspecto.
Y como religiosos ¿qué? Somos seres humanos correlacionados, que implica la hospitalidad, la acogida de lo diferente, el abrazo, la compañía…tiene que ver con lo que llamamos cambio de paradigma: ser humanos…la hospitalidad es la primera virtud (Dice Leonardo Boff). La hospitalidad es que nuestra misma persona tiene que estar abierta a acoger a todos. ¿Será que nosotras estamos abiertas a esta hospitalidad donde acoger lo diferente es abrirnos a este signo de los tiempos, sobre todo a nivel de la formación común?
Lo diferente es lo que está haciendo una ruptura de la comunidad. Cuando no aceptamos lo diferente, comenzando en el interior de la comunidad es cuando empieza el conflicto….diferente no es ni bueno ni malo, sino diferente. Y nosotras como formadoras ¿estamos metidas en esta sintonía? O, ¿todavía nos encerramos en el viejo patrón, del viejo odre, que no puede contener vino nuevo?
Entendemos por mutación la transformación a otros horizontes sin marcha atrás donde se da un serio cambio en este mundo que nos lanza a la correlación; cambio radical de la visión de nuestro mundo. ¿Nosotras/os, estamos vislumbrando este nuevo paradigma? Esto es un reto bastante grande porque nos lanza a relacionarnos unos con otros. La vida religiosa va a ser significativa en la medida en que mejoremos nuestras relaciones., sobre todo al interior de nuestras comunidades. Creo que hay mucha tela que cortar en este aspecto.
Y como religiosos ¿qué? Somos seres humanos correlacionados, que implica la hospitalidad, la acogida de lo diferente, el abrazo, la compañía…tiene que ver con lo que llamamos cambio de paradigma: ser humanos…la hospitalidad es la primera virtud (Dice Leonardo Boff). La hospitalidad es que nuestra misma persona tiene que estar abierta a acoger a todos. ¿Será que nosotras estamos abiertas a esta hospitalidad donde acoger lo diferente es abrirnos a este signo de los tiempos, sobre todo a nivel de la formación común?
Lo diferente es lo que está haciendo una ruptura de la comunidad. Cuando no aceptamos lo diferente, comenzando en el interior de la comunidad es cuando empieza el conflicto….diferente no es ni bueno ni malo, sino diferente. Y nosotras como formadoras ¿estamos metidas en esta sintonía? O, ¿todavía nos encerramos en el viejo patrón, del viejo odre, que no puede contener vino nuevo?
Nieves María Castro
Pertíñez. MAR
Comentarios
Publicar un comentario