XXV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO C: Lc 16, 1-13



Amós 8, 4-7: “Contra los que hoy obligan al pobre a venderse”
Salmo 112: “Que alaben al Señor todos sus siervos”


San Lucas 16, 1-13: “No pueden ustedes servir a Dios y al dinero”



CONTEXTO:
Como manifiesta la reacción de los fariseos (v.14), también esta parábola, como las del capítulo 15, representa la respuesta de Jesús a sus críticas. En esta parábola que nos presenta la liturgia de este domingo como la del próximo, la del rico Epulón, Jesús se ocupa del tema de los bienes terrenos.




EL TEXTO
Evangelio según San Lucas 16,1-13.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: [Un hombre rico tenía un administrador y le llegó la denuncia de que derrochaba sus bienes. Entonces lo llamó y le dijo: -¿Qué es eso que me cuentan de ti? Entrégame el balance de tu gestión, porque quedas despedido. El administrador se puso a echar sus cálculos: -¿Qué voy a hacer ahora que mi amo me quita el empleo? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar, me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me echen de la administración, encuentre quien me reciba en su casa. Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo, y dijo al primero: -¿Cuánto debes a mi amo? Este respondió: -Cien barriles de aceite. El le dijo: -Aquí está tu recibo: aprisa, siéntate y escribe «cincuenta». Luego dijo a otro: -Y tú, ¿cuánto debes? El contestó: -Cien fanegas de trigo. Le dijo: -Aquí está tu recibo: escribe «ochenta». Y el amo felicitó al administrador injusto, por la astucia con que había procedido. Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con su gente que los hijos de la luz. Y yo os digo: Ganaos amigos con el dinero injusto, para que, cuando os falte, os reciban en las moradas eternas.] El que es de fiar en lo menudo, también en lo importante es de fiar; el que no es honrado en lo menudo, tampoco en lo importante es honrado. Si no fuisteis de fiar en el vil dinero, ¿quién os confiará lo que vale de veras? Si no fuisteis de fiar en lo ajeno, ¿lo vuestro quién os lo dará? Ningún siervo puede servir a dos amos: porque o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero.


¿QUÉ DICE EL TEXTO?
En la narración se notan dos partes bien claras:
a)   V.1-8ª: parábola
b)   Vv.8b-13: aplicaciones de la parábola. Esta parte se subdivide así:
Primera aplicación a la vida de la comunidad (v.8b).
-Segunda aplicación a la vida de la comunidad: ser generoso, para poder cosechar (v.9).
-Tercera aplicación a la vida de la comunidad: ser fiel, para poder obtener algo permanente (vv.10-12).
-Cuarta aplicación a la vida de la comunidad, la de los dos kyrioi (señores): decidirse por uno de ellos.
Veamos:
Jesús se dirige ahora a los discípulos (v.1) con una parábola:
Un hombre rico”: El Señor es el único rico, al cual pertenece  “la tierra y cuanto hay en ella” (sal 24,1). La misma expresión se usa también para el propietario insensato (12,16ss) que colocó el yo en lugar de Dios. Este es el principio de su insensatez.

“Administrador”: Todos somos simples administradores: “¿Qué tienes que no lo hayas recibido? El administrador debe obrar según la voluntad de su amo. También nosotros debemos obrar según la voluntad de aquel que nos quiere semejantes a Él, el Padre que todo nos los da para que compartamos con los hermanos.  Grande es la perversidad de la posesión: niega la verdad del hombre como criatura, la de Dios como creador, y la de cada cosa como don suyo a nosotros.
“A quien acusaron:”. El acusador que nos acusa ante Dios día y noche es Satanás. Pero también la Ley nos acusa de pecado, porque no usamos sus dones según la voluntad del Padre.
“Malgastar”: Al igual que el hermano menor (15,13), todo hombre es pecador y dilapida sus bienes lejos del Padre.
v.2: “Lo llamó”: La llamada a rendir cuentas es la muerte, que coloca al hombre frente a Dios para verificar si ha llegado a ser semejante a aquel de quien es imagen.
“¿Qué oigo decir de ti?”: La acusación nos lleva a tomar conciencia de nuestro mal ante aquel que todo lo ve y lo escucha.
“Dame cuenta”: La muerte es una rendición de cuentas de la vida. Al administrador, así como a la higuera, Dios le concede tiempo – aún más, todo el tiempo, que es el año de la paciencia y la fatiga- para remediar la mala gestión (cf. 13,6ss). La toma de conciencia de la muerte lleva a vivir el presente como momento de conversión. El administrador es alabado porque lo ha comprendido. Este es el “momento favorable”, el día para decidirse por la salvación (2Co 6,2).
“Ya no podrás seguir administrando”. Es la perspectiva de cuando haya pasado el tiempo presente. Colocarse en el lecho de muerte, y hacer ahora lo que entonces se desearía haber hecho, éste es un buen criterio de opción.

v.3: “¿Qué haré?...Mi Señor me  quita la administración”…”Cavar, no puedo,”…”Mendigar me da vergüenza”…El hombre es el único animal que, por tener conciencia de la propia muerte, tiene la responsabilidad personal del propio fin. No podemos salvarnos por nuestra cuenta, pero tampoco podemos esperar la salvación sin hacer nada. Es una vergüenza para el hijo mendigar algarrobas, más bien debe volver a ser hijo. El camino es cumplir la voluntad del Padre. Ahora, después de la parábola de la misericordia, ésta queda clara. 
v.4. “ya sé”: Este administrador sí sabe qué va a hacer. En realidad nosotros los creyentes somos pecadores como los otros, y vivimos en el mismo mundo, porque ¡hemos vivido de la misma manera! Pero “hemos creído en el amor que Dios nos tiene” (1 Jn4,16): hemos experimentando la misericordia del  Padre.
“Lo que voy a hacer”: el conocimiento de lo que el Padre ha hecho conmigo, es el principio de mi acción con los hermanos y por eso estoy llamada a volverme misericordiosa como él (6,36). El que no sabe qué hacer es todavía como aquellos que crucifican a Jesús: “No saben lo que hacen” (23,34).
v.5: ¿Cuánto debes a mi señor? La deuda no es nunca con nosotros, sino siempre con Él, ¡Todo es suyo!
v.6: “Cien/escribe cincuenta”: El administrador, después del capítulo 15, sabe que el Padre lo da todo gratuitamente como un don y lo perdona todo. Solo el Padre lo da todo y condona cien. Nosotros estamos en condiciones de imitarlo según la medida de la gracia recibida. Lo importante es entrar en este círculo de la gracia. Esto vale también para los bienes materiales.
“En seguida”: No hay tiempo que perder en esta acción de misericordia que nos vuelve a unir al Padre y a los hermanos.
v.7: “A otro”: es necesario aplicar esta condonación no una sola vez, sino siempre.
v.8: “Alabó al administrador”: la palabra alabar significa que Jesús elogia al administrador deshonesto porque hace una donación. Su deshonestidad consiste en la apropiación indebida que cometió anteriormente, no en lo que hace ahora. Al hacer donación de lo que es un don, muestra que ha comprendido el corazón del Padre.
v.9: “háganse amigos con el dinero injusto”: La palabra “dinero” en el original griego y en la traducción latina está expresada con la palabra “mamona”. Esta palabra en la Biblia aparece sólo en este capítulo (vv 9.11.13) y en Mateo 6,24. Indica la propiedad, en dinero o en bienes. Se llama injusto porque la posesión y la acumulación son contrarios a la voluntad de Dios. Es el patrimonio malo que todos tenemos. Así como la acumulación nos ha hecho enemigos de Él, y entre nosotros, así también la redistribución nos vuelve a hacer amigos con Él y entre nosotros. La limosna en el Nuevo Testamento es la nueva justicia: nos hace de nuevo hijos y hermanos, e introduce la vida de cada día en el año sabático.
v.10:fiel en lo mínimo”: la fidelidad en lo mínimo consiste en administrar” los bienes como “medios” para “compartir” con los hermanos; en cambio la infidelidad consiste en “poseerlos” como “fin” y” acumularlos” para separarse de ellos. Lucas no subestima ni descalifica los bienes como malos. En cambio, los considera en su naturaleza que es la de que son el don del Padre a los hijos, y quiere que así vuelvan a ser. Aunque se llamen mínimos, en ellos se juega el máximo de los valores.
“También es fiel en lo mucho”: Lo “mucho” es la vida de Dios, su paternidad que vivimos en la fraternidad concreta. Compartir las cosas mínimas es la semilla del Reino, que germina y viene a ser el gran árbol.
v.13: “criado”: El hombre nunca es amo; es siempre un “criado”, en casa de otro. Necesita ser acogido y hospedado y no se encuentra a sí mismo sino con el otro. Tiene su centro fuera de sí mismo, en aquello hacia lo cual lo lleva el peso de su deseo. Ha sido creado para amar y su naturaleza es convertirse en aquello que ama.

“A dos señores”: El hombre es objeto de contienda entre dos poderíos. Son incompatibles entre sí, la muerte y la vida, el egoísmo y el amor, la posesión y el don, la esclavitud y la libertad. El amor al Señor es odio a la posesión, que niega al Señor. El amor a la posesión es odio al Señor, que se hizo pobre. El  quiere ser amado con un amor único y total (10,27). Todo otro amor no es sólo prostitución: es infidelidad y adulterio.
“No pueden servir a Dios y al dinero”: Es la verdadera alternativa, la encrucijada en la cual no se pueden elegir dos caminos. Lucas estigmatiza aquí el intento de conciliar lo inconciliable. Aquí servir se entiende en sentido fuerte: “ser esclavo”. Esclavo es aquel que pertenece a otro. La pertenencia a Dios por amor es el nivel más alto de libertad. La pertenencia por egoísmo al dinero es la esclavitud total. Aquel a quien sirves viene a ser tu dios. Los bienes son medios necesarios para vivir y sirven para vivir sensatamente, es decir, según la finalidad que es la de amar al Padre, amando a los hermanos.
¿QUÉ ME DICE A MI EL TEXTO?
La radicalidad de Lucas nunca me deja de impactar. Más allá de tener o no tener, está la conciencia de pertenecer. Nuestro pecado original es el de apropiación y avidez. Con facilidad caemos en la tentación de apropiarnos y al apropiarnos se corre  el riesgo de rendir culto. Cuando se rinde culto al dios de nuestro interés el corazón se desajusta y se corroe y se pierde la esencia del ser que es pertenencia total, confianza total en la providencia y libertad para vivir de cara a los hermanos; y más nada, como dice Casaldáliga, que es la condición de una vida plena.



¿QUÉ ME HACE DECIR EL TEXTO A DIOS?

No hay muchas palabras Señor en esta ocasión. Con contemplarte en tu pobreza y en tu riqueza, en tu encarnación y donación sería más que suficiente para comprender que tú eres el único y verdadero tesoro. Pero, también al contemplarte, no puedo dejar de sentir un halo de vergüenza por saber cuánto me falta para vivir en la pobreza real y de espíritu que tú me pides.  Dame la gracia para ir muriendo cada día a lo que se me pega y coarta mi total entrega a ti en los pobres y dale a este mundo también la osadía de vivir con  un corazón menos egoísta y más comprometido con la causa de los que sufren por la injusticia  de lo que otros acumulan, robando la herencia que pertenece a todos tus hijos.

Dame Señor la capacidad cada día de tomar la determinación consciente de que te sirvo a ti y de que todas mis motivaciones vayan encaminadas a tu querer. 

Anoche soñé algo desolador: un niño me decía que tenía hambre; que su madre lo había abandonado; estaba sucio y me pedía que lo peinara. Tenía el peine pero no tenía agua para lavarlo y cuando despareció de mi vista, yo empecé a caminar por una hilera de tumbas y mientras las veía yo me decía: "estos ya pasaron y no sufren" pero quedan los que, aunque quieran vivir, están destinados  a la muerte, por causa de nuestra insolidaridad. Qué fácil es tener fe cuando se tiene todo. Qué difícil comprender al que tiene hambre, si yo no padezco un dolor de estómago. Cuando me desperté sentí nauseas y entendí el sueño y lo que Dios me puede estar querer pidiendo.


Mammona es el nombre hebreo de las riquezas; por eso en púnico se las llama manon., ¿Qué hemos de hacer, pues? ¿Lo que mandó el Señor? Haceos amigos con la mammona de iniquidad, para que también ellos os reciban en los tabernáculos eternos cuando comencéis a desfallecer. A partir de estas palabras, es fácil de entender que hay que hacer limosnas, que hay que dar a los necesitados, puesto que es Cristo quien recibe en ellos. Él mismo dijo: Cuando lo hicisteis con uno de estos mis pequeños, conmigo lo hicisteis. En otro lugar dijo también: Quien dé a uno de mis discípulos un vaso de agua fría sólo por ser mi discípulo, en verdad os digo que no perderá su recompensa (Mt 10,42). Comprendemos que hay que dar limosnas y que no hay que perder tiempo en elegir a quién se las hemos de dar, puesto que no podemos examinar los corazones. Cuando las das a todos, entonces las das a los pocos que son dignos de ellas. Eres hospitalario; ofreces tu casa a los peregrinos; admite también al que no lo merece, para no excluir al que lo merece. No puedes juzgar ni examinar los corazones...(SAN Agustín. Sermón 359 A, 9-11)

Consulta: FAUSTI, S. Una comunidad lee el Evangelio de Lucas, Roma, 1995.

Hermoso este poema de Pedro Casaldáliga, profeta de los pobres. 
No tener nada.

No llevar nada.


No poder nada.


No pedir nada.

Y, de pasada,

no matar nada;


no callar nada.

Solamente el Evangelio, como una 


faca afilada,

y el llanto y la risa en la mirada,


y la mano extendida ay apretada,


y la vida, a caballo, dada.


Y este sol, y estos ríos, y esta tierra 


comprada,


para testigos de la revolución ya 


estallada.


¡Y más nada!


Nieves María Castro Pertíñez. MAR











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