LECTIO DIVINA. XVI SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO- CICLO A Mateo 13, 24-43
INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO
Oh Espíritu
Santo, Amor del Padre, y del Hijo
Dame agudeza
para entender,
Capacidad
para retener,
Método y
facultad para aprender,
Sutileza para
interpretar,
Gracia y
eficacia para practicar.
Amén.
CONTEXTO
Recordemos que los romanos fueron
innovadores en el desarrollo de técnicas aplicadas a la agricultura, tales como
el regadío, drenaje de tierras, abonado, barbecho, rotación de
cultivos, etc. Los cultivos principales eran los cereales como el trigo y
la cebada; los más apreciados eran la vid y el olivo. Por eso las parábolas
llevan muchos ejemplos con esos
productos.
El capítulo trece del evangelio de
Mateo nos presenta un manojo de parábolas sobre el Reino de Dios. Todas ellas
subrayan que la presencia del Reino en la historia supone un proceso. El Reino
no llega repentinamente, implica acogida de nuestra parte, aceptación que se da
en el tiempo.
Jesús, hace comprender
que el Reino está presente y crece desde ahora, aunque su desarrollo esté
obstaculizado por la cizaña, o sea, por la acción de aquellos que están
sometidos al maligno.
TEXTO DEL EVANGELIO
Del santo
Evangelio según San Mateo 13:24-43
Jesús propuso
otra parábola: «El Reino de los Cielos se parece a un hombre que sembró buena
semilla en su campo.
Cuando brotó la hierba y produjo fruto, apareció entonces también la cizaña.
Entonces fueron los criados a decirle al amo: "Señor, ¿no sembraste semilla buena en tu campo? ¿Cómo es que tiene cizaña?"
Él les contestó: "Algún enemigo ha hecho esto." Los criados le preguntaron: "¿Quieres, que vayamos a arrancarla?"
Pero él les contestó: "No, no sea que, al arrancar la cizaña, arranquen también el trigo.
Déjenlos crecer juntos hasta la siega. Y al tiempo de la siega, diré a los segadores: Arranquen primero la cizaña y átenla en gavillas para quemarla, y el trigo almacénenlo en mi granero."»
Les propuso esta otra parábola: «El Reino de los Cielos se parece a un grano de mostaza que tomó un hombre y lo sembró en su campo.
Es ciertamente más pequeña que cualquier semilla, pero cuando crece es mayor que las hortalizas, y se hace árbol, hasta el punto de que las aves del cielo vienen y anidan en sus ramas.»
Les dijo otra parábola: «El Reino de los Cielos es semejante a la levadura que tomó una mujer y la metió en tres medidas de harina, hasta que fermenta todo.»
Todo esto dijo Jesús en parábolas a la gente, y nada les hablaba sin parábolas,
para que se cumpliera el oráculo del profeta: Abriré en parábolas mi boca, publicaré lo que estaba oculto desde la creación del mundo.
Entonces despidió a la multitud y se fue a casa. Y se le acercaron sus discípulos diciendo: «Explícanos la parábola de la cizaña del campo.»
El respondió: «El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre;
el campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del Reino; la cizaña son los hijos del Maligno;
el enemigo que la sembró es el Diablo; la siega es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles.
De la misma manera, pues, que se recoge la cizaña y se la quema en el fuego, así será al fin del mundo.
El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, que recogerán de su Reino todos los escándalos y a los obradores de iniquidad,
y los arrojarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de dientes.
Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga.
¿QUÉ DICE EL TEXTO?
Veamos cómo explicó
Jesús esta parábola: “El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre. El
campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del Reino, y la cizaña son
los hijos del malo. El enemigo que la sembró es el diablo; la siega es el fin
del mundo; y los segadores son los ángeles. De manera que como se arranca la
cizaña, y se quema en el fuego, así será en el fin de este mundo.
Dios tiene un campo
que aquí se define como el mundo entero, y en el cual se lleva a cabo un
propósito divino.
Esta parábola nos
muestra los dos tipos de obra que se están realizando en el mundo y nos permite
entender por qué existe la maldad. Dios siembra buenas semillas que se
convierten en hijos de su Reino; Satanás, el maligno, también siembra su
descendencia para la destrucción de la humanidad.
Satanás es el dios
de la maldad por eso es capaz de
mantenernos engañados ya que él puede
infiltrarse hasta en los círculos más íntimos del pueblo de Dios; por lo tanto,
las palabras de Jesús en este sentido deben ser consideradas como una verdadera
advertencia.
Nos advierte que
esto sí sucede: que en el mismo campo,
junto a la semilla buena crece la mala ya que el campo recibe todo lo que le
siembran, por eso junto al trigo, también crecerá la cizaña, pero estos
se reconocen por el fruto que producen, uno es dulce y el otro es amargo.
Debemos dejar que crezcan juntos, y será al final de los tiempos que estos
serán separados.
Lo mismo pasa hoy
en el mundo. Está disponible para los buenos y los malos, está puesto para
recibirlo todo y el enemigo es libre de sembrar lo que quiera, aunque al final
será removido.
El Señor nos da la
libertad de poder elegir si crecemos como buenas semillas que se convierten en
el trigo, o malas semillas que se convierten en cizañas. Jesús nos ha
advertido, pero depende de nosotros elegir obedecer o desobedecer, nos ha dado
la oportunidad de determinar nuestros destinos.
¿QUÉ ME DICE A MI
EL TEXTO?
Es una invitación a
revisar cómo tengo el campo de mi vida,
qué semillas estoy recibiendo y a quién estoy dejando sembrar.
El Señor presenta
dos plantas que crecen juntas pero que
al final una será quemada y la otra guardada.
En esto el Señor da la libertad para
elegir de cuál de estas dos quiero ser yo. Cualquiera que elija después debo asumir las consecuencias porque Dios le da a uno según su elección.
En esta parábola él
advierte que una persona es mala si recibe en su corazón el grano del mal
sembrador porque producirá como fruto, las espinas del pecado como son: la
envidia, el odio, el rencor, los celos, el sectarismo, la presunción,
vanagloria, etc. Y cualquier otra abominable pasión que contamina nuestro hombre
interior.
Es un compromiso
muy grande porque hoy en día con tantas cosas que pasan en este mundo uno
se puede confundir entre lo bueno, por
eso el Señor nos invita a estar muy atentos en lo que hacemos porque el maligno
ataca por donde uno no se da cuenta y hace confundir lo bueno con lo malo como
pasa con el trigo y la cizaña que son parecidas pero no iguales.
Pero Dios como buen
sembrador no dejará que la cizaña arruine el trigo. Esta es mi esperanza porque
sé que si me dejo cuidar por el sembrador el mal en mí nunca triunfará aunque
siempre esté presente en el terreno de mi vida.
¿QUÉ ME HACE DECIR
EL TEXTO A DIOS?
Señor Jesús, sembrador de la buena semilla, concédeme contemplar con tu
mismo corazón los misterios del Reino, a fin de que las tribulaciones del
tiempo presente no sean para mí ocasión de tropiezo, sino oportunidad para
crecer en la fe.
Enséñame a vislumbrar en mis actividades diarias la presencia de tu
Reino, y saber distinguir entre el trigo y la cizaña, entre lo bueno y lo malo.
Que no suceda nunca Señor que yo produzca como fruto la cizaña,
acogiendo con mi indolencia la semilla del maligno en mi corazón. Que suceda
más bien, que produzca el treinta, el sesenta y el ciento por Cristo en frutos
cultivados en mí mediante el Espíritu Santo.
Claudia Puac R.
Novicia MAR
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