LECTIO DIVINA: DOMINGO TRIGÉSIMO TERCERO DEL TIEMPO ORDINARIO

<< “Entra en el gozo de tu Señor”. Este será nuestro gozo pleno, que mayor no puede haberlo, gozar de Dios en la Trinidad, a cuya imagen hemos sido hechos>>.

San Agustín, de Trinitate, 1,8


CONTEXTO:
En este texto del evangelio, Jesús presenta la parábola del hombre que repartió algunos talentos a sus siervos y luego volvió para cobrar lo que era suyo: los primeros dieron frutos abundantes, pero el último entrego tal cual como se lo dieron; de inmediato le quitaron el talento y lo echaron fuera. Es importante que aprovechemos cada uno de los dones que Dios nos ha confiado, ser fieles a estos dones recibidos y ponerlo al servicio de nuestros hermanos.



EL TEXTO: Mt 25, 14-30.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:<<Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus empleados y los dejó encargados de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos de plata, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó. El que recibió cinco talentos fue enseguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el que recibió uno hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor. Al cabo de mucho tiempo volvió el señor de aquellos empleados y se puso a ajustar las cuentas con ellos. Se acercó el que había recibido cinco talentos y presentó otros cinco, diciendo: “Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco”. Su señor le dijo: “Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor”. Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo: “Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos”. Su señor le dijo: “Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor”. Finalmente, se acercó el que había recibido un talento y dijo: “señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces, tuve miedo y fui a esconder mi talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo”. El señor le respondió: “Eres un empleado
negligente y holgazán. ¿Con que sabías que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quítenle el talento y dénselo al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese empleado inútil échenlo fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y el rechinar de dientes”>>.


¿QUÉ DICE EL TEXTO?
Las diversas parábolas e imágenes que aparecen en el discurso escatológico ahondan en el tema bajo aspectos siempre nuevos. La parábola de los talentos considera la perspectiva de un tiempo prolongado de espera antes del retorno del Señor (v. 19); por eso nos enseña a vivir no solo con fidelidad (24,42-44), vigilancia y sabiduría amorosa (25,1ss), sino también con laboriosidad responsable y creativa, puesto que debemos rendir cuentas de cómo hemos empleado los bienes que nos han sido encomendados.

La parábola está centrada, efectivamente, en esa rendición de cuentas en la que se manifestará el corazón de cada uno de los siervos, dado que las realizaciones concretas nacen de la idea que nos hacemos del amor, de Dios. Los dos primeros siervos le recuerdan al cristiano que la gratitud de Dios se convierte en tarea para el hombre; por eso hemos de invertir los bienes que nos ha confiado el Señor con sagacidad, a fin de entregárselos de nuevo con frutos. En consecuencia, hemos de vivir el Evangelio y anunciarlo a otros: se trata de un tesoro precioso que no debemos sepultar y volver ineficaz.

El tercer siervo, sin embargo, desenmascara la actitud del que, en la práctica, no cree en la bondad de Dios y considera que debe corresponder a sus pretensiones antes que a su amor de Padre (v. 24). La idea que nos hacemos de Dios genera, por consiguiente, un determinado comportamiento, al que corresponderá el desenlace final del hombre. El que con fidelidad amorosa se compromete a corresponder a la gracia recibida en lo poco de las cosas de este mundo, entrara en la alegría entera de la comunión con Dios y de él obtendrá, la autoridad sobre los bienes incorruptibles (vv. 21.23). En cambio, el que considera al Padre un hombre duro y no se preocupa de hacer fructificar el Evangelio y los dones de la vida cristiana, se aleja ya desde esta vida del verdadero Dios, que es amor, y se arriesga a quedar privado para siempre del sumo bien (vv. 26-30).




¿QUÉ ME DICE EL TEXTO?

Me fijo en Jesús:

Dios Padre, confió la redención del mundo a su Hijo. El Hijo al venir a este mundo nos hizo participes de este proyecto de amor capacitándonos con los dones de su Espíritu.
Jesús nos hace la invitación para hacer que los talentos recibidos den fruto y que no se vuelvan estériles pues al final de la vida se nos pedirá cuentas de ellos y como diría San Juan de la Cruz (En el ocaso de nuestra vida seremos juzgados en el amor).

Dios entrega a sus siervos los bienes conforme la capacidad de cada uno. Y a ninguno lo deja sin nada sino que todos reciben bienes.
Dios al ver la fidelidad de sus siervos los premia, ya que ellos no sólo guardaron su posesión, sino que también administraron los bienes para beneficio de él.

Los siervos fieles recibirán más responsabilidades y podrán disfrutar del gozo de su Señor.
Para Dios es importante la propia iniciativa cariñosa de sus siervos. El siervo bueno es el que ama a su señor y lo demuestra mediante actos concretos.


Me fijo en los siervos:
No solo tenemos que velar, sino también debemos ser siervos fieles a los talentos que Dios nos confió de manera personal.

La imagen de Dios tiene mucha influencia con respecto a nuestros comportamientos.
¿Qué imagen tengo de Dios. Un Dios rígido o un Dios de amor y misericordia?
Dos de los siervos toman la iniciativa por sí mismos, pues no habían recibido una orden para negociar. Dios al entregarnos los talentos nos da una plena libertad de disponer de ellos para dar frutos.
El tercer siervo guarda la posesión de su señor, pero de esta manera no es productivo por ello fue castigado por su actitud negligente. Puso de manifiesto su mala voluntad al no querer ser un buen siervo para su amo.
 ¿Qué hacemos para el Señor?
 ¿Mostramos nuestro amor tomando iniciativas?





¿QUÉ ME HACE DECIR EL TEXTO?
Señor Dios nuestro, gracias por tu Palabra que es Vida para nuestra vida, que es luz que alumbra nuestras tinieblas para despertarnos de nuestras faltas y pecados, es medicina que es cura para nuestras enfermedades y es bálsamo que refresca nuestras heridas muchas veces provocadas por nuestra falsa imagen de tu bondad y misericordia.

Padre, enséñanos a servirte como siervos fieles y solícitos, siempre disponibles y atentos para cuidar de tus dones y bienes que nos has encomendado. Asístenos en los momentos de cansancio y desolación en los que no somos capaces de arriesgarnos por tu Reino.

Que no nos olvidemos de que tú nos capacitas para realizar tus proyectos en nuestras vidas y que no nos pides cosas que superan nuestra capacidad.

Ayúdanos a que seamos personas creativas, entregadas y personas que sepan tomar iniciativas para explotar los bienes que tú nos regalas para nuestra felicidad y la de nuestros hermanos.

Pero sobre todo, que todo lo que realicemos sea por amor a ti único Bien nuestro.


GLORIA HERNÁNDEZ
Novicia MAR

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