LECTIO DIVINA - ll DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO- Juan 1, 35-42

"Maestro" - ¿dónde vives?»

 INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

CONTEXTO
El pasaje se desarrolla a la orilla del Río Jordán donde se encontraba Juan Bautista dando su testimonio del Mesías ante los judíos, los sacerdotes de Jerusalén y los fariseos que pensaban que él era el mesías, además afirma que Jesús es el enviado de Dios, porque en el momento de que Jesús se hizo bautizar Juan vio descender al Espíritu y posar sobre Jesús y es esa la señal que le fue anunciada para identificar al Mesías, él asegura que su venida y el bautismo con agua es precisamente para preparar el camino de Aquel que bautizará con el Espíritu, y por eso al ver a Jesús pasar por donde él se encontraba con dos de sus discípulos no dudó en decir: «He ahí el Cordero de Dios.»

TEXTO
35Al día siguiente, Juan se encontraba de nuevo allí con dos de sus discípulos. 36Fijándose en Jesús que pasaba, dice: «He ahí el Cordero de Dios.» 37Los dos discípulos le oyeron hablar así y siguieron a Jesús. 38Jesús se volvió, y al ver que le seguían les dice: « ¿Qué buscáis?» Ellos le respondieron: «Rabbí - que quiere decir, "Maestro" - ¿dónde vives?» 39Les respondió: «Venid y lo veréis.» Fueron, pues, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día.
 Era más o menos la hora décima. 40Andrés, el hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan y habían seguido a Jesús. 41Este se encuentra primeramente con su hermano Simón y le dice: «Hemos encontrado al Mesías» - que quiere decir, Cristo. 42Y le llevó donde Jesús. Jesús, fijando su mirada en él, le dijo: «Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas» - que quiere decir, "Piedra". 

QUÉ DICE EL TEXTO
El texto del evangelio se divide en dos grandes momentos y en cada uno vamos apreciando varias escenas; en un primer momento empieza con que Juan y dos de sus discípulos se encuentran a orillas del Jordán, luego Jesús pasa por donde están ellos, Juan al darse cuenta dice; «He ahí el Cordero de Dios.», los dos discípulos toman la iniciativa de seguir a Jesús, es en este momento en que se da el encuentro, primeramente con una mirada acompañada de una pregunta de parte de Jesús y otra de parte de ellos. Como consecuencia de este primer encuentro surge una invitación hacia los discípulos para ir a ver lo que les inquieta saber de él, después de ver donde vivía se quedaron con Él, fue una experiencia tan profunda que nos dice que era como la hora décima.
El otro momento nos dice que uno de los dos discípulos que siguieron a Jesús es Andrés, hermano de Simón, el cual se encuentra con su hermano y le comparte la experiencia de haberse encontrado con el Mesías y lo lleva donde Él, cuando llegaron, Jesús se queda mirando fijamente a Simón diciéndole que le conoce; posteriormente, le da un nuevo nombre a Simón: tú te llamarás “Cefas”, que quiere decir, "Piedra". 

QUÉ ME DICE EL TEXTO
Juan y sus discípulos se encontraban en su labor de todos los días, Jesús pasó por ahí, él siempre está pasando en nuestras vidas, camina constantemente sin llamar tanto la atención, sino que sólo los que están atentos de lo que pasa a su alrededor (como Juan) son capaces de darse cuenta de su presencia en cada instante de la vida.
Los discípulos no se habían percatado que Jesús estaba pasando hasta que Juan aclama a voz en grito «He ahí el Cordero de Dios.» Así también pasa en nuestras vidas cuando estamos tan entretenidos en las ocupaciones y no nos damos cuenta de que Dios nos habla en la cotidianidad hasta que alguien nos hace ver que todo lo que hacemos y tenemos es por la gracia de Dios.
Los Discípulos van detrás de Jesús, hablan y se quedan con él, son acciones que implican cambiar de lugar, de actividad, implica un cambio en la vida, es el efecto que causa el paso de Jesús en la vida de aquellos discípulos y es lo que también constantemente nos está invitando el Señor.

Que cada encuentro con él no nos deje en el mismo lugar, que realmente avancemos en nuestra vida tanto en lo humano como en lo espiritual.
Andrés comunica la alegría de haber encontrado al Mesías, ¡qué bonito es estar en la presencia de Dios y de experimentar constantemente su amor, su gracia, su misericordia con cada uno de nosotros!.
Hoy también los discípulos nos enseñan a compartir con nuestros hermanos la experiencia de habernos encontrado con Dios y de vivir en su amor, pero lo más importante es a invitarlos a tener una experiencia de Dios, como lo hizo Andrés con su hermano Simón que lo llevó con Jesús.
Jesús, fijando su mirada en él, le dijo: «Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas» - que quiere decir, "Piedra", Jesús también nos mira a cada uno de nosotros con una mirada de amor, de ternura, de compasión, de perdón, de consuelo, con la mirada que cada uno necesita, nos conoce más que nosotros mismos, conoce nuestra historia, nuestras necesidades, nuestros sufrimientos, nuestras alegrías, en fin conoce todo lo que somos y tenemos, así como a Simón Pedro le da un nombre nuevo también a nosotros nos dice cada día a cada uno tú eres hijo-hija del Padre y eres amado.

QUÉ ME HACE DECIR EL TEXTO
Señor, gracias por tu palabra que me hace preguntarme, ¿tengo los ojos del corazón totalmente abiertos como para comenzar a ver lo que realmente sucede dentro de mí y a mí alrededor, y para reconocer en cada acontecimiento tu presencia? Y me doy cuenta que en muchos momentos de mi vida solo veo con los ojos del cuerpo y no me doy cuenta de tu presencia en mis hermanos que me piden un gesto de amor y misericordia.
Perdóname, Señor, por no tener abiertos los ojos del corazón para darme cuenta de las cosas y personas que pasan a mi alrededor, dame la gracia de poder verte en cada acontecimiento, de ser capaz de seguirte y de tener el valor de dejar mis comodidades para aventurarme en tu seguimiento y así poder compartir tu amor con mis hermanos.

Jesús, tú le diste un nuevo nombre a Pedro y su vida se ve completamente transformada, y yo me hago una nueva pregunta, ¿Me atrevo, hoy, a entregar al Padre mi nombre, mi vida, mi persona toda, así como es, para que Él pueda generarme de nuevo como hijo, como hija, llamándome con el nombre que él, en su infinito Amor, ha pensado para mí?.
Jesús, muchas veces me dan miedo los cambios, me genera incertidumbre, por eso te pido con todo mi ser me enseñes cómo abandonarme en las manos del Padre para que se cumpla su voluntad, para que se lleve a cabo su proyecto en mi vida, que mis miedos no sean un obstáculo para que se manifieste su gracia en mí y en la vida de todos aquellos con los que comparto mi vida.

Jesús deja que tu mirada toque mi vida y la transforme como transformó la vida de aquellos discípulos y en especial la de Pedro.

Cruz M. Ajpacajá

Novicia MAR

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