SEÑOR, DICHOSO AQUEL A QUIEN TÚ EDUCAS


El título de este articulo son palabras del salmo Sal 93,12-13a.14-15.18-19, palabras que confortan y que alientan, pero a la vez cuestiona nuestra disponibilidad a la escucha y acogida a la Palabra de Dios que día a día se nos ofrece.

El Señor constantemente nos muestra el camino que nos lleva a la verdadera felicidad y a la salvación; lo hace a través de milagros y curaciones, pero también por medio de las comparaciones que hace acerca del Reino de los Cielos con situaciones comunes, como las llamadas de atención a sus discípulos, por eso, es dichoso aquel quien está atento a estas invitaciones, aquel que participa de las celebraciones eucarísticas y de la liturgia de la Palabra pues alimenta su fe.

Pero sería más dichoso aquel que se deja educar por el Señor, porque es abierto a la voluntad de Él, no pone condiciones, es como el alumno que se sienta a los pies del maestro para llenarse de la sabiduría y luego ir a enseñar a los otros.

Así es como tenemos que ser nosotros los cristianos, dejarnos educar e instruirnos en la escuela de Jesús para luego salir a compartir lo aprendido con nuestros hermanos que no se han acercado a Jesús o que no han recibido una adecuada educación Cristiana.

Seamos también nosotros portadores de esta enseñanza de Jesús para que nuestros niños y jóvenes puedan crecer conociendo a Dios en la persona de Jesús, pero sobre todo que crezcan con una fe bien cimentada, para que el día de mañana los problemas y dificultades los puedan superar con la mirada y confianza puesta en Dios.

“Señor, dichoso aquel a quien tú educas, pero es más dichoso aquel que se deja educar por TI”

Cruz M. Ajpacajá
Novicia MAR


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