“Mi Padre sigue actuando, y yo también actúo”


El texto evangélico de San Juan en el versículo 5, 17-30. Nos presenta de forma clara la unión existente del Hijo con el Padre, unión inquebrantable pues cada uno complementa al otro, ya que son una misma persona.

Este aspecto presente en la lectura sería imposible pasarlo desapercibido al momento de reflexionar y orar con este evangelio. Algunos puntos que argumentan lo expresado son los siguientes:

Ø “Mi Padre sigue actuando, y yo también actúo”. Cristo declara la presencia permanente del Padre en unión con el Hijo en todo tiempo y espacio, permanencia que nos presenta su dinamismo y renovación constante.

Ø “El Hijo no puede hacer nada por su cuenta sino lo que viere hacer al Padre. Lo que hace este, eso mismo hace también el Hijo.”
Cristo declara su adhesión con el Padre de quien provienen todas las cosas.

Ø “Lo mismo que el Padre resucita a los muertos y les da vida, así también el Hijo da vida a los que quiere”.
Aquí vemos como el Hijo posee las mismas facultades que tiene el Padre; es del Hijo de quien todos obtenemos la vida.

Ø El que no honra al hijo, no honra al Padre que lo envió”.
Punto importante para discernir y llevarlo a la oración personal y comunitaria. ¿Cómo es mi relación con el Padre y el Hijo?

Ø “No busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió”.
Es sorprendente como siendo Hijo de Dios siempre fue obediente al Padre hasta los momentos más difíciles de su vida. ¿Al realizar las cosas busco cumplir la voluntad de Dios o mi propia voluntad?


Así como Dios Padre y Dios Hijo están íntimamente unidos en perfecta armonía me hace reflexionar sobre mi vida en unión con la Santísima Trinidad, con la Iglesia, con mis hermanas de Congregación y comunidad. Suscitando en mi corazón una acción de gracias por hacerme partícipe de esta vida que solo procede de Él.

Gloria O. Hernández
Novicia MAR

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