LECTIO DIVINA, LUCAS 15, 1-32: DOMINGO XXIV DEL TIEMPO ORDINARIO

Ven  Espíritu Santo, ven  a nuestra  vida,  a  nuestros corazones,  a  nuestra voluntad para entender  lo  que  el  Padre  quiere  decirnos a  través de su Hijo  Jesús, el  Cristo. Que  tu  palabra  llegue  a  toda  nuestra  vida  y  se haga  vida  en nosotros. AMEN.
CONTEXTO
La  liturgia  de hoy  nos  presenta el  tema  de la  misericordia  y  el  sentido  de acogida  y esperanza  para nosotros,  pues en  cada lectura  demuestra que  Dios es  paciente  y bondadoso.  En la  primera lectura  Moisés, intercede  ante  el  padre  por  el  pueblo, recordándole  a  Dios  su promesa y  su alianza;  Dios  concede la    petición  y  perdona al  pueblo  su  pecado.  En  la  segunda  lectura,  Pablo se reconoce él mismo, como  muestra de la  misericordia  divina, pues  su antigua  vida poco tenía  que  ver  con el  Evangelio  que  predicaba  y  el  evangelio  nos  recuerda  que  nunca es  tarde  para  volver  a la  casa  del  Padre,  mucho  menos  si se trata de perdón.

EVANGELIO  SEGÚN  SAN  LUCAS  15, 1-32
1 Todos los publicanos y los pecadores se acercaban a él para oírle.2 Los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: «Éste acoge a los pecadores y come con ellos.» 3 Entonces les dijo esta parábola:
La oveja perdida
4 «¿Quién de vosotros que tiene cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto y va a buscar la que se perdió, hasta que la encuentra? 5 Cuando la encuentra,se la pone muy contento sobre los hombros 6y, llegando a casa, convoca a los amigos y vecinos y les dice: `Alegraos conmigo, porque he hallado la oveja que se me había perdido.' 7Os digo que, de igual modo, habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no tengan necesidad de conversión.
La dracma perdida
8 «O, ¿qué mujer que tiene diez dracmas, si pierde una, no enciende una lámpara y barre la casa y busca cuidadosamente hasta que la encuentra? 9 Y cuando la encuentra, convoca a las amigas y vecinas y les dice: `Alegraos conmigo, porque he hallado la dracma que había perdido.' 10 Pues os digo que, del mismo modo, hay alegría entre los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta.»

El hijo perdido y el hijo fiel: El hijo pródigo

11 Dijo: «Un hombre tenía dos hijos.12 El menor de ellos dijo al padre: `Padre, dame la parte de la hacienda que me corresponde.' Y él les repartió la hacienda.13 Pocos días después, el hijo menor lo reunió todo y se marchó a un país lejano, donde malgastó su hacienda viviendo como un libertino.
14 «Cuando se lo había gastado todo, sobrevino un hambre extrema en aquel país y comenzó a pasar necesidad. 15 Entonces fue y se ajustó con uno de los ciudadanos de aquel país, que le envió a sus fincas a apacentar puercos. 16 Y deseaba llenar su vientre con las algarrobas que comían los puercos, pues nadie le daba nada. 17 Y entrando en sí mismo, dijo: `¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, mientras que yo aquí me muero de hambre! 18 Me levantaré, iré a mi padre y le diré: Padre, pequé contra el cielo y ante ti. 19 Ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros.' 20 Y, levantándose, partió hacia su padre.
«Estando él todavía lejos, le vio su padre y, conmovido, corrió, se echó a su cuello y le besó efusivamente. 21 El hijo le dijo: `Padre, pequé contra el cielo y ante ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo.' 22 Pero el padre dijo a sus siervos: `Daos prisa; traed el mejor vestido y vestidle, ponedle un anillo en la mano y unas sandalias en los pies. 23 Traed el novillo cebado, matadlo, y comamos y celebremos una fiesta, 24 porque este hijo mío había muerto y ha vuelto a la vida; se había perdido y ha sido hallado.' Y comenzaron la fiesta.
25 «Su hijo mayor estaba en el campo y, al volver, cuando se acercó a la casa, oyó la música y las danzas; 26 y, llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello. 27 Él le dijo: `Ha vuelto tu hermano y tu padre ha matado el novillo cebado, porque le ha recobrado sano.' 28 Él se irritó y no quería entrar. Salió su padre y le rogaba. 29 Pero él replicó a su padre: `Hace tantos años que te sirvo, y jamás dejé de cumplir una orden tuya, pero nunca me has dado un cabrito para tener una fiesta con mis amigos; 30 y ¡ahora que ha venido ese hijo tuyo, que ha devorado tu hacienda con prostitutas, has matado para él el novillo cebado!'
31 «Pero él le dijo: `Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo; 32 pero convenía celebrar una fiesta y alegrarse, porque este hermano tuyo había muerto y ha vuelto a la vida, se había perdido y ha sido hallado.'»
¿QUÉ DICE EL TEXTO?
El  evangelio  de hoy  nos  presenta tres  bellas  parábolas  sobre  la  misericordia  de Dios. Las  parábolas de la  oveja  perdida,  de la  moneda  perdida  que encuentran  su  plenitud en la  relato  del  PADRE   Misericordioso  más  conocido como el “hijo  pródigo”.
Antes de ver el  significado  de  esta enseñanza veamos  algunos  momentos claves del evangelio
Jesús  es criticado  desde que  inicia  su  misión  y   llama  a los  que  quieren  seguirle  vemos  que  elige  a los  pecadores; inicia  llamando  a  Pedro; en  ese  momento  inicia  su  acción  misericordiosa  con  los  pecadores cuando  Pedro le  dice  apártate  de mí que  soy un  pecador,  luego  invita  a  Leví,  el  cobrador  de impuestos ( 5,27-28), la  pecadora  arrepentida (7,36-50),la  conversión de Zaqueo (19,1-10) Jesús  llama  a  los  pecadores;  los  llama a  la  conversión,  les  perdona  y  los hace  crecer  en el  seguimiento.  Todo  esto es la  realización  del  año de gracia  del Señor,  cuyo  cumplimiento  proclamó   desde  su  discurso  inaugural  en la  sinagoga  de Nazaret. En  el  principio  el  mensaje  de Jesús  no  fue bien recibido  por  todos, especialmente  por los  fariseos  por  eso  en  el  mismo  comienzo  del  ministerio  de Jesús  en Galilea  con  la  curación  del  paralitico  se inició la crítica  hacia  él: ¿quién  es  este, que dice  blasfemias?  ¿Quién  puede  perdonar  pecados  sino  sólo  Dios? (5,21)
Jesús  no se detiene  ante las  críticas;  siguió  hasta  el punto  de que  uno de los  comportamientos  que  más  aparecen en los  evangelios  es  la comida  con  los  pecadores.  En esos  momentos  se  escuchan  comentarios  como  ¿Por qué  come  con  los  publicanos  y pecadores (5,30);   ahí  tienen  a un  comilón  y  un borracho, amigo de publicanos  y  pecadores (7,34b).  Ha  ido  a  hospedarse  en casa  de un  hombre  pecador (19,7).
Jesús  responde  a  todas  estas críticas “No  he venido  por  los  justos  sino por  los  pecadores (5,30).

Inicia  el  capítulo  15 del  evangelio.
Jesús  ante  estas  acusaciones  y  críticas  responde con  estas  tres  parábolas,  confrontando  las  actitudes  de los  fariseos.
 En la  parábola de la oveja perdida  y  la moneda perdida, Jesús  nos  presenta  al Padre  que  no  solo  es  bueno  y  perdona al  pecador que vuelve  a  él;   sino  que nos presenta  a DIOSque toma  la  actitud  de temerario;  busca al  que  estaba perdido  hasta que  lo  encuentra.
En la tercera parábola, Dios es aún  el  Padre  que  va  hacia el hijo. Mira a  lo  lejos  más allá  del  horizonte. Escruta  los  caminos por  los  que  el  hijo  puede  encontrar la  vía  del  retorno. Apenas  le  divisa,  cuando  todavía se confunde  con el horizonte  lejano, siente  un  sobresalto de alegría. No  se  queda  en casa  esperando  al  hijo, sino  que  corre a  su encuentro,  lo  abraza y  lo besa.  Oye  las  palabras  que  el  hijo le  repite,  pero el corazón  está en otra  parte.  Ordena  que le vistan  con  el mejor traje  y hace  preparar  una  gran fiesta  para  celebrar  el  regreso.  Lucas quiere  hacernos  comprender algo; el amor  tierno  del  padre respecto al hijo  está  ahora  sobre  el hijo,  le  envuelve  por completo, y éste  se encuentra literalmente  sumergido por  el  ambiente  festivo de alegría, de música.  Todo es a imagen  del  desbordamiento de su  imagen alegría  de Padre.  Nos  maravilla  verdaderamente esta  búsqueda  del hombre  perdido. Pero  precisamente así es  ese  Dios  nuestro, absolutamente  diferente,  lleno  de amor  que  nunca  hemos  merecido, donde  desaparece  todo  tipo  de cálculo  en su  condescendencia  sin  límites. Ese  amor  llega  al  corazón  del  hijo  perdido.     
meditacion
Donde  hay  perdón,  hay  alegría,  paz, perdón  y  reconciliación.
El  evangelio  nos  presenta  el  rostro  misericordioso  y  bondadoso  de Dios;  en las  tres parábolas  nos  dice  que  Dios  es  amor  y nos  ama  con  amor eterno. En  la primera  parábola presenta la  oveja  perdida, el  pastor  que  deja  las  noventa y nueve  y va  en busca de la  que  se le  perdió;   con esta parábola nos  invita a  ser temerario, a  salir  como también  nos  dice  el  papa Francisco, en busca de nuestros hermanos  que se han  alejado  de la Iglesia,  no  juzgarlos,  ni desentendernos  de ellos, sino  que seamos capaces  de limpiarles las  heridas y abrazarlos  y  hacer  que vuelvan a la Iglesia.
En la segunda  parábola  nos  pone el  ejemplo  de la  mujer  que  pierde  una  moneda que  tiene  mucho  significado  para ella  ya que en el  tiempo de Jesús las  mujeres  comprometidas  llevaban sobre  ellas  diez monedas que  más  que valor  monetario  tiene un  mayor  valor  afectivo  ya que  representa su  próximo  compromiso  matrimonial;  con  esta  parábola nos  invita  a  ser  como esta  mujer,  a  buscar,  limpiar,   remover  todo,   con tal de encontrar el  verdadero  sentido  de nuestra  vida,  nos  invita a  la interioridad y  por  último  el  Padre  misericordioso. En  esta  última  parábola presenta  el  rostro  misericordioso  del Padre  que  a  pesar de la  decisión  del  hijo  menor de pedirle  la  herencia, de malgastarlo, de alejarse  de su Padre,   él  lo  espera  con la esperanza que  vuelva  su  hijo y al  verlo  asomarse  corre  a su encuentro,   lo  besa,   lo  abraza,   le  devuelve la dignidad que había  perdido ;  lo  reviste y  lo  integra  nuevamente  a  la  familia. Nos  invita a ser  como el  Padre  misericordioso  capaz  de perdonar,   amar,  a  pesar de todo  y  no  ser como el hijo que  se  aleja  para experimentar la libertad que ofrece  el  mundo y  también  como  el hijo  mayor  que  a  pesar  de estar  con  el  padre  no es  capaz  de convivir  con  él  y envidia a  su  hermano  que  quiso  ser  diferente.
contemplacion
Gracias te  doy Señor por  tu  palabra que  siempre  es luz  para mis  pasos;   por  enseñarme  que  debo  ser  misericordiosa  como  lo  es el  Padre y   vivir  siempre en consciencia,  en  interioridad, reconociendo   y correspondiendo a tu  amor  de Padre. Eres  generoso,  comprensivo  y  amoroso;   estas  actitudes que  me  presentas  en estas tres  parábolasme  ponen  a  meditar y  a reconocer que  estas  deben ser  mis  actitudes ante  los  demás. Hoy  me  invitas a cambiarlas, a aceptar a  mis hermanos  como son,  no dejar a  un  lado  a  los  que,  por ir  en  busca de la  felicidad se desvían del  camino. Ayúdame a  ser  capaz de ayudarlos, de  recibirlos y  acompañarlos con  esa  misma  capacidad  de la  mujer;  de buscar  en mí   los  dones  que me  has  dado  y encender  mi lámpara para  poder  ver y  escuchar a los  que  me  necesitan  y  con  la misma actitud de amor celebrar  con  ellos  los  triunfos  y  bendiciones  que  recibimos  de Ti.

ORACION  finAL:  Señor  Jesús, te damos  gracias  por tu  palabra  que nos  ha  hecho ver mejor  la voluntad  del  Padre.  Haz  que  tu Espíritu  ilumine  nuestras  acciones  y  nos  comunique  la fuerza  para seguirte. Haz  que  nosotros  como  María,  podamos no  sólo  escuchar con  nuestros  oídos tu  mensaje   sino   con  los  oídos  del  corazón  y así  también   ponerlo en  práctica. Tu que  vives  y  Reinas  por  los  siglos  de los siglos  AMÉN. 

GREGORIA  MARIA  CHUC  GARCIA      

NOVICIA   MAR

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