FIESTA NUESTRA SEÑORA DE LA CONSOLACIÓN
En el día de hoy celebramos la solemnidad de Nuestra Señora de la Consolación, patrona de la Orden de Agustinos Recoletos. Existen varias versiones que dan origen a esta devoción mariana en la familia agustiniana:
v En la primera, Santa Mónica, la madre de San Agustín, sueña con la Virgen María, que consuela su dolor por las andanzas de su hijo, perdido en caminos alejados de Cristo. La Virgen le promete que Agustín abrazará la fe en Jesús, y le propone hacer penitencia vistiéndose de negro y llevando una correa del mismo color ceñida a la cintura[1].
v Otra versión retrata que una vez convertido Agustín al cristianismo, Mónica pensaba cómo debía vestirse, pues acababa de fallecer su esposo Patricio; la Virgen se apareció a los dos y les mostró la correa, indicándoles que ésta sería una muestra de sus cuidados especiales para ellos y todos sus hijos[2].
La historia, además, nos refiere que “a mediados del siglo XV los agustinos veneraban en el norte de Italia una imagen de María, invocada bajo este nombre. En 1575 la cofradía fundada en Bolonia para dar culto a la Virgen de Consolación se unió a la de los Cinturados de San Agustín. La archicofradía adoptó el título de "Cinturados de San Agustín y de Santa Mónica" bajo la advocación de Ntra. Sra. de la Consolación. A partir de entonces la devoción y el culto se propagaron constantemente, favorecidos por los Papas y por el celo de los agustinos”[3].
Pero más trascendente que la forma en cómo ha llegado esta advocación hacia nosotros es la experiencia que cada uno va adquiriendo con María, Madre de Consolación. Esta veneración supone una doble vivencia: por un lado descansar en la maternidad de María sobre todo en aquellos momentos de dificultades cuando, como Cristo en la cruz, nos parece que hasta el Padre nos ha abandonado. Por otro lado implica ser sensibles al dolor ajeno y ser canal de la consolación que recibimos del Dios de todo consuelo (Cf. 1 Corintios 1,3) en un mundo que cada día aparece más inhumano, más indiferente al sufrimiento de los demás.
Ciertamente, resuenan para nosotros, a través de esta advocación, las palabras de Dios por boca del profeta Isaías: “Consuelen, consuelen a mi pueblo”.
¡María, Madre de Consolación, intercede por cada uno de tus hijos e hijas! ¡A tu amor confiamos, especialmente, las misiones de la familia Agustino Recoleta en aquellos lugares de profundo sufrimiento humano por causa de las injusticias sociales, las epidemias y las persecuciones cristianas!
Aquí les compartimos el himno a nuestra Madre de Consolación, cantado por el coro del Colegio Bilingüe Nuestra Señora de la Consolación, en Bogotá, Colombia.
Yolenny Ramírez Corporán
[1] La sagrada correa de Santa Mónica y san Agustín. Publicado el 24 de febrero de 2014 en www.elblogdecassia.blogspot.com
[3] Virgen de la Consolación. Sin fecha de publicación en www.sanagustin.org

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