Damos
gracias a Dios por la experiencia vivida durante el mes
de mayo y a la virgen
María, Madre nuestra, por acompañarnos en esta misión,
gracias a ella logramos entrar en
los hogares de nuestros hermanos
del barrio con el
rezo del Rosario y así transmitimos el
mensaje del evangelio de cada día.
En el mes, visitamos
a las familias por las tardes, muchas de ellas con: enfermos,
personas mayores, niños con necesidades especiales, adicción y hasta maltrato
familiar. Esta experiencia fue
muy enriquecedora para nosotras porque desde su realidad de vida, pudimos percibir,
motivar y orar por sus necesidades; necesidades que muchas veces no son
físicas sino espirituales, es por esto,
que damos gracias a María porque a través de ella estas personas fueron muy
receptivas y nos enseñaron que en medio de esas dificultades que pasan en la
cotidianidad de la vida tienen una profunda fe y confianza en Dios.
Te pedimos María, Madre de la Consolación, que
acompañes y bendigas a cada familia del barrio y las animes a confiar y a
perseverar en el camino como lo hiciste tu.
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