LA ASUNCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA A LOS CIELOS

El 15 de agosto la Iglesia celebraba la solemnidad de la Asunción de la Virgen María a los cielos en cuerpo y alma. Este acontecimiento importante fue definido como dogma de fe (verdad de la que no puede dudarse) por el papa Pío XII el 1 de noviembre de 1950.

“La Madre de Jesús, glorificada ya en los cielos en cuerpo y alma, es imagen y comienzo de la Iglesia que llegará a su plenitud en el siglo futuro. 

El Magnificat es el cántico de la esperanza. No os dejéis robar la esperanza. Unámonos también nosotros, con el corazón, a este cántico de paciencia y victoria, de lucha y alegría.” (Papa Francisco)

Para nosotros los cristianos católicos, la Asunción de la virgen María es una anticipación de vida que nos espera en Cristo Jesús, la figura de la Virgen María se convierte en modelo de vida, ejemplo de entrega por el Reino de Dios y asimilación hasta las últimas consecuencias, de un sí a la llamada que Dios nos hace. Así como María, fue fiel a su sí constante, dado el día de la Anunciación y pasando por la muerte de su Jesús en la cruz,   resurrección y ascensión al cielo; por ello Dios la llevo a su lado para gozar juntos de la gloria eterna.



Esto es motivo de alegría para nosotros sus hijos y de esperanza en que un día llegaremos a gozar junto con ella de la presencia de Dios en la eternidad.

“Jesús, me uno a María que elevaste a tu lado en cuerpo y alma, para proclamar tu grandeza y tu amor porque has hecho obras grandes en mí. No dejes que yo sea soberbio, poderoso o rico. Quiero que se cumpla en mí las palabras que pronunció tu Madre: Dios enaltece a los humildes, y a los hambrientos los colma de bienes.”


Cruz M. Ajpacajá

Novicia MAR

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