LECTIO DIVINA- IV DOMINGO DE PASCUA-CICLO B- JUAN 10, 11-18

«Yo soy el buen pastor: conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí»
CONTEXTO
El evangelio de este Cuarto Domingo de Pascua nos trae la parábola del Buen Pastor. Por esto, a veces, es llamado, Domingo del Buen Pastor. En algunas parroquias se celebra la fiesta del párroco, pastor del rebaño. En el evangelio de hoy, Jesús se presenta como el Buen Pastor que ha venido “para que todos tengan vida y vida en abundancia” (Jn 10,10). En aquel tiempo, el pastor era la imagen del “leader”. Jesús dice que muchos se presentaban como pastores, pero eran en realidad “ladrones y salteadores”. Hoy sucede la misma cosa. Hay personas que se presentan como pastores, pero en realidad, en vez de servir, buscan sus propios intereses. Algunos de ellos tienen un modo de hablar tan suave y hacen una propaganda tan inteligente que consiguen engañar a la gente.
TEXTO:
Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas. Pero el asalariado, que no es pastor, a quien no pertenecen las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye, y el lobo hace presa en ellas y las dispersa, porque es asalariado y no le importan nada las ovejas. Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas y las mías me conocen a mí, como me conoce el Padre y yo conozco a mi Padre y doy mi vida por las ovejas.  También tengo otras ovejas, que no son de este redil; también a ésas las tengo que conducir y escucharán mi voz; y habrá un solo rebaño, un solo pastor. Por eso me ama el Padre, porque doy mi vida, para recobrarla de nuevo. Nadie me la quita; yo la doy voluntariamente. Tengo poder para darla y poder para recobrarla de nuevo; esa es la orden que he recibido de mi Padre.»
QUÉ DICE EL TEXTO
Jn 10,1-5: 1ª Imagen: El pastor “entra por la puerta”
Jesús comienza el discurso con una comparación sobre la puerta: “Quien no entra por la puerta, sino que sube por otra parte es un ladrón y salteador. Quien por el contrario entra por la puerta es el pastor de las ovejas”. Para entender esta comparación, es bueno recordar lo que sigue. En aquel tiempo, los pastores cuidaban al rebaño durante el día. Llegada la noche, ellos llevaban a las ovejas a un gran recinto comunitario, bien protegido de ladrones y lobos. Todos los pastores de una misma región llevaban allí a sus rebaños. Un guardián se ocupaba de ellas durante la noche. Al día siguiente, muy de mañana, llegaba el pastor, batía las manos sobre la puerta y el guardián abría. Las ovejas reconocían la voz de su pastor, se levantaban y salían detrás de él a pastar. Las ovejas de los otros pastores oían la voz pero no se movían, porque para ellas era una voz desconocida. La oveja reconoce la voz de su pastor. De vez en cuando aparecía el peligro de un asalto. Para robar las ovejas, los ladrones no se presentaban al guardián de la puerta, sino que entraban por otro lado o destruían el recinto, hecho de piedra una sobre otra.
Jn 10,6-10: 2ª Imagen: explica qué significa “entrar por la puerta”.
Jesús es la puerta. Aquellos que escuchaban a Jesús, los fariseos (cf Jn 9,40-41), no entendieron la comparación. Entonces Jesús explicó: “Yo soy la puerta de las ovejas. Todos aquellos que han venido antes que yo, son ladrones y salteadores”. ¿De quién o quiénes está hablando Jesús con esta frase tan dura? Probablemente se está refiriendo a líderes religiosos que arrastraban a la gente detrás de ellos, pero que no respondían a la esperanza de la gente. Engañaban a la gente, dejándolas peor que antes. No les interesaba el bien de la gente, sino el propio interés y el propio bolsillo. Jesús explica que el criterio fundamental para discernir quién es el pastor y quién es el asaltante es la preocupación por la vida de las ovejas. Pide a la gente que no sigan a aquél que se presenta en calidad de pastor, pero no desea la vida de la gente. Es aquí donde Jesús pronunció aquella frase que se canta aun en nuestros días: “He venido para que tengan vida y vida en abundancia”. Este es el primer criterio.
Jn 10,11-16: 3ª imagen: explica qué significa “he venido para que tengan vida en abundancia” (Aquí empieza el texto de esta semana cuarta de Pascua)
Jn 10,11: Antes, Él era la puerta de las ovejas. Ahora dice que es el pastor de las ovejas. Y no un pastor cualquiera, sino: “¡Yo soy el buen pastor!”. La imagen del buen pastor viene del viejo Testamento. Todos sabían qué era un pastor y cómo vivía y trabajaba. Diciendo que es un Buen Pastor, Jesús se presenta como aquél que viene a cumplir las promesas de los profetas y las esperanzas de la gente. Insiste sobre dos puntos: (a) la defensa de la vida de las ovejas; el buen pastor da su vida (Jn 10,11.15.17.18); (b) en la recíproca comprensión entre las ovejas y el pastor; el pastor conoce a sus ovejas y ellas conocen al pastor. (Jn 10,4.14.16)
Jn 10,12-13: Jesús delinea la conducta del mercenario que no es pastor. Los dos se ocupan de las ovejas. Hoy hay muchas personas que se ocupan de otras en los hospitales, en las comunidades, en los asilos para ancianos, en los colegios, en los servicios públicos, en las parroquias. Algunos lo hacen por amor, otros, apenas por un salario, para poder sobrevivir. A estas personas los otros no les interesan. Tienen conducta de funcionarios, de asalariados, de mercenarios.
En el momento del peligro ellos no se interesan, “porque las ovejas no son de ellos”, los niños no son de ellos, los alumnos no son de ellos, los vecinos no son de ellos, los fieles no son de ellos….
Jn 10,14-15: Dos cosas caracterizan al buen pastor:
a) Conoce a las ovejas y es conocido por ellas. En la lengua de Jesús, “conocer” no es cuestión de conocer el nombre o el rostro de la persona, sino de relacionarse con la persona por amistad y por afecto.
b) Dar la vida por las ovejas. Esto significa estar dispuesto a sacrificarse por amor. Las ovejas sienten y perciben cuándo una persona las defiende y las protege.
Jn 10,16: Jesús define la meta a conseguir: un sólo rebaño y un sólo pastor. Jesús mira al horizonte y dice que hay otras ovejas que no son de este rebaño. Todavía no han escuchado la voz de Jesús, pero cuando la oigan, se darán cuenta que Él es el pastor y lo seguirán. ¿Quién hará esto o cuándo sucederá? ¡Somos nosotros, imitando en todo el comportamiento de Jesús, el Buen Pastor!
Jn 10,17-18: Jesús es el Padre. En estos dos versículos finales Jesús se abre y nos deja entender algo que está en lo más profundo de su corazón: su relación con el Padre. Aquí se percibe la verdad de cuanto dice en otro momento: “No os llamo siervos, sino que os llamo amigos porque todo aquello que he oído del Padre os lo he hecho conocer” (Jn 15,15) Jesús es para nosotros un libro abierto.
QUÉ ME DICE EL TEXTO
Hoy sin duda, el texto, me habla de tu grandeza, Señor, una grandeza que no se mide por las grandezas del mundo, sino por aquellas que tú mismo nos vas proponiendo. Te presentas como: el YO SOY EL BUEN PASTOR, y me pregunto, ¿qué es lo que te hace bueno? ¿Qué es lo que te hace atractivo para que hoy en día tantos decidamos seguirte y consagrarte nuestra vida? la respuesta es muy fácil, Señor, pues tú mismo la dices, conoces a tus ovejas, ellas te conocen a ti y tu mismo serías capaz de entregar tu vida por una de ellas.
El texto también me invita a estar atenta a aquellos líderes que realmente no son pastores, que sólo les interesa el poder y se enfocan tanto en eso que olvidan su “humanidad” con tal de mandar. Pero, por otro lado, siento que me preguntas, en qué momentos he actuado así, me invitas a reconocer mi debilidad y a ofrecértela a ti que eres el ejemplo vivo del buen pastoreo.
QUÉ LE DIGO A DIOS
Mi buen Jesús, hoy eres ese ejemplo vivo de cercanía para con los otros, me invitas a no desligarme de los que comparten conmigo, de aquellos que directa o indirectamente me has encargado y que lo haga con la conciencia de que solo tú eres el centro y que sólo a ti te seguimos.
Te pido perdón por las veces donde he actuado como el asalariado, por esas veces donde no he muerto a mi “yo” para dejar surgir el “nosotros”, por aquellos que muchas veces me has encomendado y he olvidado.
Por otro lado, Señor, te pido por tantos pastores que se donan hasta el final, por aquellos que les apasiona guiar y acompañar el redil que les has encomendado.
WENDERLYNG REYES
NOVICIA MAR

Comentarios

Entradas más populares de este blog

No llores si me amas. Carta de San Agustín a su madre (Santa Mónica).

La Regla de San Agustín, Introducción y comentario de Nello Cipriani, OSA