NUESTRA SEÑORA DEL BUEN CONSEJO


En el siglo IV de nuestra era, cuando el cristianismo había sido públicamente reconocido en el Imperio Romano, el Papa San Marcos (336d.C.) mandó construir una iglesia en una colina sobre el pueblo, no muy lejos de las ruinas del antiguo templo pagano. La iglesia, firme y fuerte pero pequeña y sencilla, fue dedicada a Nuestra Señora del Buen Consejo. A sabiendas del amor que la gente de Genazzano le tiene a las fiestas y celebraciones, el Papa declaró el 25 de abril (fecha de las antiguas fiestas paganas), como día de celebración cristiana en honor de Nuestra Señora del Buen Consejo. La Iglesia respeta las costumbres de los pueblos pero siempre busca purificarlas de todo error y elevarlas hacia Dios.

A través de los siglos, Nuestra Señora fue honrada de manera especial en la pequeña iglesia de la colina, la cual se puso a cargo de los frailes de la Orden de San Agustín en 1356.
Milagrosamente se trasladó de Albania a Genazzano, Italia como respuesta a las plegarias, el pueblo de Albania se encontraba en una situación de invasión por parte de los Turcos, dos devotos a la virgen piden consejo a Nuestra Señora para conservar su fe y ante el asombro la pintura se desprendió de la pared y elevándose al cielo se dirigió hacia el oriente hasta llegar a Genazzano.

Como familia Agustiniana también celebramos esta devoción a Nuestra Señora del Buen Consejo porque vemos en ella a una verdadera Madre que está siempre presta a escuchar a sus hijos y orientarlos en las decisiones, a esclarecer sus incertidumbres, pero también nos acompaña y nos da ejemplo de escucha hacia nuestros hermanos y hermanas tanto dentro de nuestras comunidades como fuera de ellas, pero sobre todo nos enseña a escuchar al Hijo que nos comunica la voluntad del Padre, de esta manera nos compromete a enseñar a los otros a que ellos puedan escuchar también a Jesús que les trae igualmente el mensaje de la voluntad del Padre para sus vidas.

¡Que maravilloso es saber que contamos con una madre que lleva este título de Madre del Buen Consejo!, porque podemos fiarnos de sus enseñanzas, ya que de ella todo lo que viene es Bueno, ¿cómo podríamos dudar de la dulzura, del amor puro, de la entrega generosa e incondicional de una madre?, y mucho menos de la Madre de nuestro Señor Jesucristo, por eso encomendémonos bajo la protección de ella y acojamos los sabios consejos que ella nos brinda en nuestro caminar.

¡¡¡NUESTRA SEÑORA DEL BUEN CONSEJO ROGAD POR NOSOTROS!!!

Cruz Ajpacajá
Novicia MAR 

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