LA MÚSICA DE DIOS
El amor de Dios se revela al modo humano: por su
palabra, por los gestos de su Providencia, y por su música.
Podemos oír la música de Dios en la naturaleza. Podemos escuchar a Dios en el rumor del mar o en el silencio del cielo y de las montañas. En esos momentos nos sentimos parte de una música que nos lleva a contemplar a su Autor.
Podemos oír la música de Dios en la naturaleza. Podemos escuchar a Dios en el rumor del mar o en el silencio del cielo y de las montañas. En esos momentos nos sentimos parte de una música que nos lleva a contemplar a su Autor.
Sin embargo, cuando escuchamos el ruido del tráfico
de las fábricas, o el zumbido de las sirenas o de las computadoras, y los
prodigios de la tecnología moderna, nos parece que lo que estamos oyendo no
fuera también una música de Dios.
Nos cuesta experimentar al músico cuando este ha entregado
la partitura a la iniciativa y creatividad de los hombres, y cuando los
instrumentos y las melodías han sido elaboradas por ellos.
Aprendamos a escuchar a Dios en la música de cada
invento y en el ritmo de progreso humano. Aprendamos a contemplar también en el
prodigio de esas partituras al Autor de todas las músicas.
Fuente: Libro:
La música de Dios, parábolas de la vida y de la fe- Segundo Galilea
Diana Gómez
Novicia MAR
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