COMPARTIENDO EN FAMILIA


En la época que estamos viviendo, lleno de tecnología, de redes sociales, cuantas veces compartimos la mesa con nuestra familia, platicamos, convivimos, y dejamos por un momento el celular.
Cada hogar, si quiere volver a ser tal, deberá imponerse el deber de sentarse todos los días a la mesa, por lo menos, una vez al día y, ciertamente, en fin de semana. Todos sentados al tiempo, sin afanes, sin radio ni televisión. Por supuesto, sin estar pendientes del smartphone, ni de las redes sociales o del whatsapp, sin partidos de fútbol, prensa ni revista que distraigan la atención ni el ritmo de la vida en familia. Todos sentados a la mesa aprendiendo cultura y urbanidad, oyendo las tradiciones familiares, y oyéndose mutuamente lo que cada uno hace, sufre y goza. Allí, sentados a la mesa, se deben hacer las deliberaciones y tomar las grandes y pequeñas decisiones de familia. Así, los hijos aprenden a deliberar y decidir, y a caer en la cuenta de que son importantes en la familia. La vida en familia da seguridad a los hijos, los aparta de los vicios y las malas compañías, les ayuda a despejar sus dudas religiosas y morales, les compensa las fatigas del día. Padres de familia: si quieren formar hijas e hijos seguros, libres de todo mal, educados y valiosos, vuelvan a comer en familia.

Yessica Victoria, Novicia MAR

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