LA TERNURA, PARTE 2
La ternura de jesús manifestada en nuestros
fundadores y en hermana Cleusa.
Mis monjitas han de ser las monjitas de todos, sobre todo de los
pobrecitos. Y siempre con todos sencillas, humildes, sonrientes, caritativas…
(Mons. F. Javier Ochoa).
Vivan muy en la presencia de Dios y así será muy caritativa,
humilde y paciente, dando buen ejemplo y derramando con su comportamiento el
buen olor de Cristo. (Madre Esperanza)
Ha subido al cielo una pequeñita. Con ella he enviado un beso a
la Trinidad Beatísima y otro a mi Madre
del cielo. (Madre Ángeles)
Yo sé que tengo que ir, el indio no puede esperar. ¿Quién va a
defender su vida, si Dios quiso con nosotras contar? Soy frágil, pequeña y pobre,
mis armas, Cristo es quien me las da. Fortaleza, bondad y ternura, a los
humildes jamás les va a faltar. (Hna,
Cleusa).
La ternura en nuestro actuar “MAR”

Somos
mujeres sensibles a las necesidades y dificultades que encontramos en las
diferentes culturas donde estamos insertadas, pero siempre acompañando con una
sonrisa y una palabra de confianza en Dios.
Somos
evangelizadoras desde la ternura del Padre misericordioso en los diferentes
apostolados: catequesis, grupos juveniles y vocacionales, actividades
parroquiales, tercera edad, escuelas y guarderías, hospitales, ancianatos…
Somos
mujeres de ternura en nuestras comunidades, viviendo la fraternidad.
Misioneras
viviendo en una sola alma y un solo corazón, dirigidas hacia Dios.
Siendo
Agustinas en personas.
Recoletas
en el interior.
El
amor es el que nos impulsa a ser mujeres “MAR” de ternura, junto con la alegría
que brota desde nuestro interior.
La ventana
de nuestras Constituciones y Regla
Nos reconocemos pobres y pecadoras personal y
comunitariamente. Asumimos esa realidad con espíritu de humildad y
evangelizamos convencidas de que no nos anunciamos a nosotras mismas sino a
Cristo Jesús, en la alegría del don recibido y en la medida en que compartimos
nuestra fe, somos evangelizadas y evangelizadoras. (CC 81).
Nuestra vida comunitaria requiere, cada día,
momentos especiales de expansión fraterna para que podamos conversar,
alegrarnos, escucharnos mutuamente con agrado y así progresar en el amor y
conocimiento mutuo. (Constituciones n°
CC 60).
Algunos
pensamientos sobre la ternura En nuestras Constituciones y Regla.
ü (...) En la evangelización de los pueblos o grupos humanos que
todavía no creen en Cristo y en aquellos lugares donde aún no ha enraizado la
Iglesia. (CC 9-a)
ü Antes que todo, queridas hermanas, amemos a Dios; después,
también al prójimo, porque éstos son los mandamientos principales que se nos
han dado. (Regla de S. Agustín)
ü Así, pues, vivid todas en unanimidad y concordia; y honrad las
unas en las otras a Dios, de quien habéis sido hechas templos. (Regla de S. Agustín).
Que la
ternura de Dios nos cautive siempre a todas las MAR. Que en la relación con
nuestra hermana nos sintamos acogidas, con un trato siempre cordial, con
afecto, amor, atención, comprensión y siempre con un toque de ternura. Que
nuestras correcciones fraternas sean siempre hechas con amabilidad, de buenas
maneras, tal como lo expresa el Evangelio y nuestra Regla; y si nos sirve para reflexionar
podemos aprovechar este momento para preguntarnos ¿Qué ternura manifiesto a
las hermanas de la comunidad? Puede ayudarnos nombrar en nuestro corazón a cada una de
las hermanas con las que vivo y ver qué gestos de ternura tengo yo con cada una
de ellas.
María Agustina Rodríguez, Novicia MAR
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