Síntesis, La regla de San Agustín
Desde sus
comienzos, las comunidades religiosas se han constituido alrededor de una regla
de vida. Las reglas, unas veces son escritas por el mismo fundador; otras, por algún discípulo del fundador pero
aprobadas por éste; o bien, han sido escritas por varios autores, pero siempre
aprobadas por el fundador. En otras ocasiones, una congregación toma la regla
de otra, como ha ocurrido con la de San Agustín.
San Agustín
escribió su propia regla, llamada “Regla a los siervos de Dios”, posiblemente
para los monjes del monasterio laical de Hipona, hacia el año 397; estos dos
últimos datos no son completamente seguros, pero sí los más probables. Es el
documento monástico más importante de San Agustín, pero también el más
controvertido. Unos dicen que es adaptación de la carta 211 dirigida a las
monjas de Hipona; otros, que es una
simple acomodación de los sermones 355 y 356 de San Agustín.
Después
de muchas investigaciones, los estudiosos agustinólogos han descubierto que dicha regla sí fue
escrita directamente por San Agustín y para varones. Consta de 8 capítulos y comienza así: “ante todo, queridos hermanos,
amemos a Dios; después, también al prójimo, porque éstos son los mandatos
principales que se nos han dado”.
Juana M. Hernández.
Novicia MAR
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