LOS TRES VOTOS DE LA VIDA CONSAGRADA.


 ¿QUÉ ES UN VOTO RELIGIOSO?


Un voto religioso es un medio que nos permite manifestar de manera libre la unión a la persona de Cristo y con los cuales se adquiere un compromiso frente a una manera de vivir que tiene identidad propia necesaria para la vida consagrada.


¿QUÉ SENTIDO TIENE LA CASTIDAD CONSAGRADA?

Es un amor que trasciende, que no reprime lo que somos al contrario nos abre a un amor universal que nos permite entregarnos libremente y mirar a todos con la misma mirada de Dios siendo libres para amar. De igual forma es un don gratuito que recibimos de Dios y que con su gracia en lugar de ofrecer nuestro amor a una sola persona se lo ofrecemos a todos de una manera incondicional, ofreciendo a Dios todos nuestros afectos, pasiones, deseos para lograr una auténtica configuración con Cristo y que va más allá de un aspecto biológico y físico.
¿QUÉ SIGNIFICA LA POBREZA CONSAGRADA?

La pobreza es un desprendimiento que nos ayuda a identificarnos con Cristo pobre para ser coherente, y es un compartir con el otro despojándome de mis propios intereses para darme a los demás. De este modo, tener un espíritu de pobreza nos permite desde nuestra propia convicción dar  testimonio de la opción de vida que hemos elegido: Este estilo de vida no es solamente para los consagrados sino para todos.

¿CUÁL ES EL VALOR DE LA OBEDIENCIA?    

El valor de la obediencia  está en hacer la voluntad de Dios por medio de la entrega de mi propia voluntad. Esto quiere decir que yo desde mi entregar a la voluntad de los superiores estoy buscando la voluntad de Dios.  Aquí el diálogo juega un papel importante porque no es un consejo relativo sino abarca la disponibilidad de la persona, las posibilidades de la realización del pedido, las competencias, la sabiduría del superior. Por eso es de gran valor sentirse libre para manifestar su punto de vista hacia la obediencia del que obedece y la sabiduría, experiencia del que manda. 
Es un asemejarnos a Cristo, es decir,  buscar en todas las cosas hacer la voluntad de Dios que  se hizo obediente hasta la muerte y una muerte de cruz.
Entregarle a Dios mi voluntad, inteligencia, deseos entre otras cosas, por medio de la     obediencia además de los superiores de la iglesia.
Es asumir las consecuencias y responsabilidades que éstas traen con corazón disponible y abierto, no a regañadientes.  Es sentirse que un quehacer lo hago no porque es lo más necesario y obligatorio sino que es sentir que en las cosas pequeñas también está Dios y es importante. También apoyar a la comunidad, porque así uno no quiera algo, lo realiza por amor a la comunidad que lo considera importante y necesario.


Juana Maricela Hernández

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