HOY QUIERO DAR GRACIAS
Muchos son los motivos para dar gracias a nuestro Señor, por
todos los beneficios concedidos en el regalo de cada día. Estos meses en
especial, han sido un tiempo del Señor, el tiempo de tocar hondo la Gracia de
Dios.
Ha sido el milagro diario
de su amor, día a día en mi vida. El miedo, la duda, inseguridad también me
tocaron, intentando hacer morada, sin embargo mi Señor envió sus ángeles aquí
en la tierra para que me ayudasen y siguiera en sus caminos nuevamente. Ángeles como Nieves Mary, guardián constante y veladora de nuestra
vocación, por el trabajo y acompañamiento que desarrolla con tanto cariño. El
ángel del P. Tomás González, Agustino Asuncionista, que tantas veces me escuchó
con tanto cariño y atención en el compartir de todo lo que se pasaba por mi
alma. Me marcó la gran sencillez y hondura con la cual me orientaba espiritualmente,
permitiéndome conocerte y amarte más, mi divino Jesús, dejándome el corazón
ardiente, renovado y envuelto en alegrías. Otro angelito fue la querida hermana
Ruth que en tantos momentos abonó el terreno de mi alma con valiosos
testimonios y silenciosos testimonios de humildad, de escucha, de paciencia, de
hermana y de amiga. ¡Y qué decir de mis
bellas compañeras! Gracias queridas Wilkida y Juana por tantas experiencias y
momentos compartidos en estos últimos seis meses. La alegría y la sencillez,
hablaron mucho a mi ser, desde las pequeñas acciones diarias, embellecidas por
la fraternidad agustiniana y la disponibilidad de estos hermosos corazones. También
doy gracias a Dios por el regalo y la inmensa alegría de volver a encontrar con
mis hermanas Carolina, Miriam y Karen y compartir toda la riqueza que traían de
sus respectivas experiencias. ¡Las quiero mucho!
¡Gracias por todo!
Igualmente doy gracias por el incalculable regalo de todo lo
vivido en Colombia “tierra querida” y el cariño que nos dedicaron
las hermanas de la provincia de San Agustín. Realmente nos hicieron sentir
hermanas y en casa. Ricos y tiernos momentos irradiaron mi alma, por todo lo
vivido en este tiempo de noviciado. El cariño con cada hermana que vivió o pasó
por aquí: mi Elsa querida, Olga Vega, Cecilia Sánchez, Rosario Fernández,
Lucila Pineda, Ruth y Claribel Cardona, mis compañeras, las hermanas: Jessica
Mejía, Yolenny Ramírez y Brenda Ovalle.
El camino no fue fácil y ¡nadie lo dijo que
sería! Tu mano fue quien me sostuvo, me levantó en las caídas, me guió
en tus caminos, me despertó en momentos en que quisieron habitar en mí el desánimo
y me dejaba llevar por miedos y tantas otras cositas que nos quieren desviar de
ti.

Te alabo y te agradezco por todo el cariño recibido en este tiempo de vacaciones con mis amigos y familiares. Te confío esta nueva misión en el Lar Santa Mónica (Fortaleza-Brasil) donde quiero entregarme desde lo que soy, a las niñas y en la construcción de una comunidad siempre fraterna, en la obediencia, en el discernimiento, buscando tu voluntad, no la mía y compartir todo el amor que depositaste a mi vida, a la vida de los que me rodean. ¡Gracias por todo mi amado Jesús!
Juliana Lima Riveiro, MAR
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