REDEMPTORIS MISSIO, DEL SUMO PONTÍFICE SAN JUAN PABLO II, SÍNTESIS DE LOS NÚMEROS 77 AL 86
SOBRE LA PERMANENTE VALIDEZ DEL MANDATO
MISIONERO
CAPÍTULO VII
LA COOPERACIÓN EN LA ACTIVIDAD MISIONERA
77. Todos los cristianos son corresponsables de la actividad
misionera. Llamamos a esta participación “cooperación misionera”.
Toda cooperación se
vive y fundamenta en la unión personal con Cristo, solo unidos a Él se pueden
producir buenos frutos. La santidad nos permite ser fecundos en la misión de la
Iglesia. Así el creyente amplía su caridad: orando por las misiones, por las
vocaciones misioneras, ayuda a los misioneros…
Oración y
sacrificios por los misioneros
78. Dentro de las formas de participación tenemos en primer
lugar la cooperación espiritual: oración, sacrificios, testimonio de vida
cristiana.
La oración debe
acompañar el camino de los misioneros, para que el anuncio de la Palabra sea
eficaz por medio de la gracia.
Unimos el sacrificio a
la oración, ofrecemos con amor los sufrimientos para unirlos a los de Cristo y
completarlos en la misma carne. El sacrificio del misionero debe ser compartido y sostenido por
el de todos los fieles. Quien tiene pastoral
con enfermos debe impulsarlos a ofrecer su sufrimiento por los misioneros, así
los enfermos son también misioneros.
“Heme aquí,
Señor, estoy dispuesto, envíame” (cf. Is
6, 8)
79. La cooperación está también en la promoción de nuevas
vocaciones misioneras. En esta promoción encontramos el corazón de la
cooperación, ya que necesitamos anunciadores, la mies necesita de obreros, la
misión se realiza sobre todo con mujeres y hombres consagrados al Evangelio. Encontramos esta donación principalmente en los institutos y
Congregaciones misioneras. Las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada
son signo seguro del vigor de la Iglesia.
80. Las familias, sobre todo los padres, deben de cultivar en
sus hijos e hijas la vocación misionera de la Iglesia.
La vida de oración, el
sentido del servicio al prójimo y la participación en las actividades
eclesiales favorecen la vocación de los jóvenes.
El autor exhorta a los
jóvenes a escuchar la voz de Cristo que les dice: “Venid conmigo, y os haré pescadores de
hombres” (Mt
4, 19). Pide que tengan valentía para responder al llamado “Heme aquí, Señor, estoy
dispuesto, envíame” (cf. Is 6, 8).
“Mayor
felicidad hay en dar que en recibir”
(Act 20, 35)
81. Las misiones tienen muchas necesidades materiales y
económicas, no solamente es fundar nuevas Iglesias donde se construye una
capilla, escuela… también hay que sostener las obras de caridad, de educación y
promoción humana. La Iglesia misionera da lo que recibe a los pobres, a quien
lo necesita.
Agradece a todos los
que generosamente colaboran a esta causa dando testimonio de caridad.
No solamente es
colaborar sino participar del anuncio, damos lo que Dios nos ha dado primero.
La jornada Misionera Mundial
exhorta a la misión y a la colaboración.
Nuevas formas
de cooperación misionera
82. Se coopera no solamente económicamente; la ayuda incluye una participación directa,
con un auténtico espíritu misionero.
Hoy muchos jóvenes que
participan por un tiempo en las
misiones, incluso en lugares donde no son cristianos, estos momentos son
ocasión para testimoniar y vivir la fe.
Actualmente son muchos
los no cristianos que acuden por diversas situaciones (emigrantes, trabajo,
política, estudio…) a países de antigua tradición cristiana; esto es un reto ya que aquí también hay una
misión ad gentes donde los misioneros deben ocuparse generosamente de esta
situación.
Animación y
formación del Pueblo de Dios
83. Formar al Pueblo de Dios es responsabilidad de la Iglesia
local con ayuda de los misioneros y sus Institutos. Para la “nueva
evangelización” de los pueblos cristianos el tema misionero es de gran ayuda. Las
Iglesias locales deben fomentar la animación misionera de su pastoral en la parroquias, asociaciones,
grupos y especialmente con los jóvenes.
Para esta finalidad es
de calidad toda la información, mediante la prensa misionera y la diversidad de
medios audiovisuales.
Para la formación
están llamados los sacerdotes con sus colaboradores. La enseñanza teológica no puede ni debe prescindir de la misión
universal de la Iglesia, del ecumenismo, del estudio de las grandes religiones
y de la misionología.
Sobre todo es
importante que en las Casas de formación (de
religiosos, religiosas,
seminarios…) si se puede, se especialicen en alguno de estos campos.
La animación misionera
debe de orientarse a informar y formar
al Pueblo de Dios para la misión universal de la Iglesia, promoviendo
vocaciones ad gentes.
La
responsabilidad primaria de las Obras Misionales Pontificias
84. Las cuatro Obras tienen en común el objetivo de promover el
espíritu misionero universal en el Pueblo de Dios:
·
Propagación de la Fe
·
San Pedro Apóstol
·
Santa Infancia
· Unión Misional: su fin es la sensibilización y formación misionera de los
sacerdotes, religiosos y religiosas.
Estas obras por ser
del Papa y del Colegio Episcopal ocupan el primer lugar; son medios que transmiten desde la infancia el
sentido misionero y estimulan para coger subsidios en favor de las misiones,
otro de sus objetivos es suscitar vocaciones ad gentes.
No sólo dar a
la misión, sino también recibir
85. Cuando se coopera con las misiones no solo se da, sino que
también se recibe. Cada una de las partes colabora con las demás de modo que
todos aumentan a causa de la comunicación mutua, teniendo plena unidad.
San Juan Pablo II
invita a los Pastores, sacerdotes, religiosos
a abrirse a la universalidad de la iglesia evitando todo tipo de
egoísmo, individualismo, autosuficiencia.
Dios prepara
una nueva primavera del Evangelio
86. En el mundo actualmente
existen muchas situaciones de violencia, de sufrimiento, guerra, donde
no hay respeto a los derechos humanos; lo que florece es el individualismo. Podríamos
caer en el pesimismo ante esta realidad del mundo, sin embargo, la esperanza
cristiana nos sostiene en el compromiso misionero, de evangelización donde al
igual que Jesús pedimos “Venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el
cielo” (Mt 6,10).
Síntesis realizada
por Miriam Viviana Horta Colín, Novicia MAR
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