REDEMPTORIS MISSIO (PARTE 1)
Datos generales:
v Publicada el 07 de Diciembre de 1990.
v Es la octava encíclica de San Juan Pablo II.
v Comienza con esta frase:
“La misión de Cristo Redentor, confiada a la Iglesia, está aún lejos de
cumplirse.”
v Es una encíclica cuyo objetivo es invitar a todos los cristianos a buscar el encuentro de las
personas no creyentes con Jesús.
Contexto:
¡
A los veinticinco años de la clausura del Concilio
Vaticano II y de la publicación del Decreto sobre la actividad misionera Ad
gentes.
¡
A los quince años de la Exhortación apostólica
Evangelii nuntiandi, del Papa Pablo VI.
Estructura:
Dividida en ocho capítulos, iniciada con la bendición y la
introducción, terminada con la conclusión.
Introducción:
La misión
que nos ha dejado Jesús está aún en sus comienzo, y esta es obra del Espíritu Santo. Esta misión
nos urge ante tantos que no conocen la Buena Nueva.
El CVII nos describe a la Iglesia como esencialmente misionera,
basándose en la dinámica de la misión de la Trinidad.
A pesar de todos estos beneficios
que nos ha dado el CVII, la misión específicamente Ad Gentes se va parando.
Dificultades internas y externas han debilitado el impulso
misionero de la Iglesia hacia los no cristianos, esto debe preocuparnos a todos
los creyentes.
“En la historia de la
Iglesia, este impulso misionero ha sido siempre signo de vitalidad, así como su
disminución es signo de una crisis de fe.”
El Papa nos invita a un renovado
compromiso misionero, siguiendo el Magisterio de sus predecesores. Este documento presenta
una finalidad interna: la
renovación de la fe y de la vida cristiana.
#3. Aumenta el número de personas necesitadas de evangelización.
Para un Dios que está en constante búsqueda de sus hijos urge la misión. Y para colaborar con
esta misión, debemos ser conscientes de cuáles son nuestras oportunidades.
Ningún creyente en Cristo, ninguna institución de la
Iglesia puede huir de este deber:
“Anunciar
a Cristo a todos los pueblos.”
#4. La función fundamental de la Iglesia
siempre será:
«Dirigir la
mirada del hombre, orientar la conciencia y la experiencia de toda la humanidad
hacia el misterio de Cristo».
La misión universal de la
iglesia nace de la fe en Jesús, fe en que la Redención nos salva a Todos.
Ante los cambios y el contagio de nuevas ideas teológicas,
podemos preguntarnos… ¿No puede uno salvarse en cualquier religión?; ¿Para qué
entonces la Misión?
#5. La respuesta la encontramos en el evangelio:
« Nadie va
al Padre sino por mí » (Jn 14, 6)
Esta autorrevelación definitiva de Dios es
el motivo fundamental por el que la Iglesia es misionera por naturaleza.
Las mediaciones
tienen significado y valor únicamente por la mediación de Cristo.
#6. Nuestra
fe confiesa y cree que:
Jesús
es el Hijo del Dios vivo, centro y fin de la historia.
No cabe en nuestra Iglesia distinción entre el
Jesús histórico y el Verbo, no podemos perder la unidad del misterio de Cristo
que se hace presente en la riqueza de cada cultura.
#7. La urgencia de la misión
brota de la radical novedad de vida, traída por Cristo y vivida por sus
discípulos. Esta vida nueva es don de Dios (es su obra), pero la respuesta que
puede dar el ser humano ha de ser libre.
Somos libres de rechazarle y libres de acoger y desarrollar su proyecto
de amor.
#8. El CVII nos invita a no violar la libertad religiosa de cada
quien.
Quién
le cree a Cristo ha de hacerlo desde la libertad.
#9.
El misterio de salvación tiene dos partes importantes:
1) Dios
misericordioso que quiere que todos los hombres se salven.
2) El hombre
que acepta y desarrolla el proyecto de Dios y se hace responsable. En este
segundo
punto podemos afirmar que la Iglesia es Sacramento de Salvación.
“La primera beneficiaria de la salvación es la
Iglesia. Cristo la ha adquirido con su sangre (cf. Hch. 20, 28) y la ha hecho
su colaboradora en la obra de la salvación universal.”
#10. La salvación no es solo para los creyentes
bautizados, que han creído en Cristo y entrado en la Iglesia.
Por situaciones culturales, de educación hay personas
que no conocen o no reciben a Cristo como Señor, para ellos…
“la salvación de Cristo es accesible en virtud de la gracia (de
Cristo, comunicada por el Espíritu Santo)… que los ilumina de manera adecuada
en su situación interior y ambiental…”
#11. Algunas
respuestas:
¿Es
válido hacer misión?
Con todo respeto ante todas las creencias, debemos
testificar con sencillez nuestra fe en Cristo, como único Salvador de la humanidad.
“La Iglesia ofrece a los hombres el Evangelio,
documento profético, que responde a las exigencias y aspiraciones del corazón
humano y que es siempre Buena Nueva”.
¿Para
qué la misión?
Para compartir la verdadera liberación que nos da el amor de Dios.
Debemos tener cuidado, no podemos confundir el
cristianismo con una ciencia del buen vivir.
En estos tiempos de fuerte secularización, se ha dado
una « gradual secularización de la salvación», se lucha ciertamente en
favor del hombre, pero de un hombre a medias, reducido a la mera dimensión
horizontal.
En
Cristo, tenemos una salvación integral que nos hace hijos de Dios.
Hacemos misión porque para
nosotros es el regalo de anunciar la buena noticia que es la nueva vida en
Cristo, Que todos los hombres buscan, aunque a veces de forma confusa, y tienen
el derecho y la posibilidad de alcanzarlo.
La Iglesia (todos los
bautizados), tienen el compromiso con Dios,
de compartir esta maravilla.
¿Qué tienes que no hayas recibido? (1Cor, 4-7)
La fe es don de Dios. Si
gratis la hemos recibido, gratis debemos compartirla.
Karen Beatriz Polanco Peguero, MAR
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