PISANDO TIERRA SAGRADA


Profundizar en las palabras: “adiós” y “hola” nos ayuda a tomar consciencia de nuestras actitudes y acciones actuales.
Comencemos hablando del “adiós”, decir adiós puede ser doloroso, gozoso, o casi, indiferente. Cabe destacar que existe un adiós “realista” y uno “escapista”, el primero nos ayuda a madurar, a darle la cara a nuevas experiencias que nos ofrece la vida, en cambio, el segundo, no enfrenta la realidad, se estanca y no deja que se avance en el caminar de la vida.
Muchas veces, por nuestra condición humana empezamos a depender y aferrarnos a personas, situaciones, lugares y/o cosas que no nos dejan ser libres, el reto está en saber “soltar, en “dejar ir” y así vivir plenamente los momentos que nos toca vivir.
Decir adiós es asumir con responsabilidad todo lo que implica la palabra, es decir, decirla de verdad asumiendo con esperanza lo que la vida nos quiere regalar.
Ciertamente, al decir adiós, “muere” algo dentro de nosotros, muere una idea, un sentimientos, una presencia que sin querer nos hace aferrarnos.
Para tomar consciencia de cómo están mis capacidades para decir “adiós” Eric Berne nos cuestiona con la pregunta: ¿dónde está tu mente mientras tu cuerpo estás aquí? Y reconociéndolo debemos colocarnos el traje del amor con nosotros mismos, con la vida y con Dios de modo que esto no genere la inseguridad que suele generar.
Por otro lado, cuando se asume la palabra “adiós” en nuestra vida estamos preparados para “desprogramarnos” y decirle con toda la esperanza “Hola” a la vida, a nuevos lugares, personas, situaciones y/o experiencias.

Decir “hola” nos ayuda a estrenar nuevas realidades dejando a un lado el estancamiento.

Es también, tener la confianza de que soy libre para saludar a la realidad con que quiero y elijo entrar en contacto, es tener la consciencia que “muchas de las cosas que nos van a pasar en la vida no las podemos controlar”.

El pasado no lo podemos cambiar, es por esto que debemos re-aprender a dejar ir, a soltar, dicen que el agua cuando queda guardada durante mucho tiempo en un mismo lugar, se daña, así pasa con nuestra vida cuando no somos capaces de decir “adiós” para abrirnos al “hola”, y como diría Ricardo Arjona en una de sus canciones “HOY es un buen día para empezar”, empezar a decir “adiós” para asumir con libertad las nuevas experiencias de la vida.

Wenderlyng Reyes – Novicia MAR



























  



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