Clausura del semestre en el CER.
En la primera
estación oramos por los jóvenes de los continentes de América y Europa a cargo de algunos
formandos.
La segunda estación
se realizó cerca de la mitad del recorrido, pedimos y oramos por los jóvenes de
los continentes de África y Asia, al igual que la primera fue dirigida por
algunos formandos.
A lo largo del
recorrido a pesar del esfuerzo y del cansancio que generaba subir escalón tras
escalón, fuimos compartiendo entre todos temas diversos según iban resultando, también
habían unos compañeros que animaban con bromas a los que venían más atrás, con
todo esto se hacía amena y la vez divertida la subida.
Cuando llegamos
finalmente al Santuario (que era la meta a la que aspirábamos) tomamos un poco
de aire y descansamos unos minutos. A las 10:00 a.m. tuvimos la celebración de
la Eucaristía. Durante la homilía el padre que presidio nos invitaba a ser
perseverantes en nuestro llamado y vocación a la vida religiosa consagrada.
Antes de la
bendición final, los formandos encargados de la tercera estación, la realizaron
en ese momento invitándonos a orar y a pedir por la situación de migración en
Oceanía y en todo el mundo.
Finalizada la
Eucaristía tuvimos un espacio de dinámicas y recreación al frente del
Santuario, luego buscamos un lugar adecuado para poder almorzar. Después de
haber recobrado fuerzas con el almuerzo nos dispusimos a emprender el viaje de
descenso ya para retirarnos a nuestras respectivas comunidades.
Fue un día de mucho
compartir fraterno, en el que pudimos interactuar y conocernos unos con otros,
sentir que en el camino no vas solo, sino que hay algunos delante de ti, otros
detrás y otros a tu lado. Fue una experiencia en la que pudimos valorar la
riqueza de dones que tiene la Iglesia en la diversidad de carismas que existen
en la vida religiosa.
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