DAR FRUTOS DESDE JESÚS


Permanecer en Cristo es mantenerse en constante contacto con Él a través de sus múltiples formas de presencia: Palabra, vida, Eucaristía, amor. Hay personas que admiran a un Jesús total y exclusivamente humano: el Jesús revolucionario, radical, arriesgado, pero todos esos aspectos no agotan ni mucho menos al auténtico rostro de Dios. Cuando ahondamos en la intimidad con el Maestro descubrimos que nuestra vida no se queda solamente en la admiración estéril sino que se convierte en un impulso de vida. Escuchar el latido del corazón de Dios para llevar ese calor y ese amor al mundo, esos son los frutos de quien permanece en Jesús.

“Dar frutos” es vivir la vida del auténtico discípulo. Los frutos del cristiano no deben ser “hacer cosas” o ser “muy trabajador del Evangelio”. Nos llenamos muchas veces de ocupaciones pastorales pensando que en nuestra atareada agenda estamos dando frutos cristianos. Dar fruto según Jesús no es ser muy laborioso pastoralmente hablando. Los frutos de Jesús es llevar a la persona al encuentro con Él. Es una referencia imprescindible el saber que dar frutos en el Señor es acercarnos y permanecer en Dios para que otros se puedan encontrar y acercar a Dios.

Nos concentramos con hacer cosas con la mejor buena intención, pero ¿Te has preguntado alguna vez cuántas personas se han acercado a Dios gracias a tu unión y tu trabajo en el Señor?

La relación del cristiano con Dios es la de una profunda y sincera amistad que es para compartir con los demás. Los frutos no son solamente para los que nos rodean. También nuestra cercanía con el Señor produce en nosotros abundantes cosechas del amor que Dios nos tiene. Si sembramos bien en nuestro corazón tendremos también frutos en él para repartir a los demás.

Jasmeiry De La Cruz
Novicia MAR

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