La vida común
En este día vamos a profundizar sobre la
vida común y cómo la comunidad puede llegar a ser ese instrumento, por el cual
Dios se presenta para hacernos verdaderos hermanos y herederos del
magnífico don llamado FRATERNIDAD.
Para comprender esto vamos a acercarnos a
tres puntos claves como lo son:
El diálogo: es
muy importante ya que con él se apoya y se respeta a la otra persona cuando nos
comparte sus ideas, suscitando en mí mismo la capacidad de escuchar, pero
también cuando yo decido compartir mis ideas queriendo que sean respetadas. El
diálogo ayuda inmensamente cuando nos encontramos en una situación difícil en
la comunidad ya sea entre dos personas o más, lo fundamental es iniciar ese diálogo
que nos permita buscar soluciones oportunas y que hagan el bien común a las dos
partes para lograr así un acuerdo sólido y de igualdad.
El servicio: es
la raíz fundamental de una entrega decidida y generosa, la cual lleva a la persona a donarse totalmente para construir
un mundo más solidario y comprometido con los otros. Es arremangarse la camisa
como el Papa Francisco nos lo ha insistido y salir al encuentro de quien nos
necesita. En la comunidad lo vivimos de esta manera ya que arremangándonos o
quitándonos eso que nos estorba podemos ir en ayuda de nuestros hermanos que
nos esperan con un corazón acogedor y esperanzado, para lograr de esta manera
ser signos de vida transformadora.
La alegría: es
el fruto de una vida hecha para amar, en la cual no existen las barreras que nos
detengan ni los momentos que no se puedan superar. La vida comunitaria nos
insiste en ser portadores de esa alegría vivida y experimentada desde el
corazón, el cual se regocija al encontrar un sentido total y verdadero en el
día a día que permite fiarse del otro
logrando vencer los miedos y las desconfianzas que nos separan.
Diana
Gómez S
Novicia
MAR
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