UN VENENO LETAL
Lamentablemente las personas no solemos practicar siempre la virtud de
generosidad pero, tampoco comportamientos egoístas, más bien nos
encontramos en un intermedio en el que nos movemos dependiendo de varios
factores, entre ellos nuestro momento vital.
Infinidad de veces me he hecho esta pregunta: “¿Soy egoísta si hago o no hago tal cosa?”. Esta pregunta surge cuando alguien
me hace una petición razonable y tengo que valorar si accedo o no, cuándo
acceder podría suponer un costo, o cuándo se me ocurren formas de ayudar que pueden o
no ser desmedidas para la responsabilidad que tengo.
Pero lo cierto es que el egoísmo es uno de los venenos
más letales para las relaciones personales y familiares porque va alejando poco
a poco a las personas unas de otras, rompiendo y deshaciendo los lazos de
afecto que se tienen, lazos ya existentes antes que el egoísmo invirtiera su veneno; veneno que empieza a centrar la atención de una persona en sí misma olvidándose
de aquellos que lo rodean, incluso de aquellos que le aprecian y se preocupan
de esa persona.
Finalmente la alegría emigra de sus vidas y anidando
en sí mismos la amargura, el desinterés, así como nos lo dice el Papa Francisco
en su encíclica “La Alegría el Evangelio”, No, 2: “El gran riesgo del mundo actual, con su múltiple y abrumadora oferta
de consumo, es una tristeza individualista que brota del corazón cómodo y
avaro, de la búsqueda enfermiza de placeres superficiales, de la conciencia
aislada. Cuando la vida interior se clausura en los propios intereses, ya no hay
espacio para los demás, ya no entran los pobres, ya no se escucha la voz de
Dios (…), ya no palpita el entusiasmo por hacer el bien. (…) Muchos caen en él
y se convierten en seres resentidos, quejosos, sin vida”.
Para combatir el veneno del egoísmo se nos ofrece el
antídoto del AMOR que acerca,
hermana, da fortaleza y afecto, además invita a la amistad desde el interior. No
dejemos que nuestros corazones se encierren en sí mismos buscando sólo su
bienestar, al contrario, examinémonos y salgamos al encuentro de quienes nos
necesitan.
Cruz Ajpacajá
Novicia MAR
Novicia MAR
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