CARTA DE LOS PADRES SINODALES A LOS JOVENES

Estimados lectores de nuestro blog, en este día queremos compartirles la
carta que los padres sinodales han dirigido a los jóvenes al haber finalizado el
Sínodo de los Obispos en la que les piden que no pierdan la confianza en la
Iglesia.
En
la carta, leída por el Secretario General del Sínodo, Cardenal Lorenzo
Baldisseri, al finalizar la Misa de clausura presidida por el Papa Francisco en
la Basílica de San Pedro del Vaticano el pasado domingo 28 de octubre, los
padres sinodales expresan su voluntad de ayudar a los jóvenes “en vuestras
alegrías para que vuestras esperanzas se transformen en ideales”.
“Que
nuestras debilidades no os desanimen, que la fragilidad y los pecados no sean
la causa de perder vuestra confianza. La Iglesia es vuestra madre, no os
abandona”.
A
continuación, la carta completa de los padres sinodales:
Nos dirigimos a vosotros, jóvenes del
mundo, nosotros como padres sinodales, con una palabra de esperanza, de
confianza, de consuelo. En estos días hemos estado reunidos para escuchar la
voz de Jesús, “el Cristo eternamente joven” y reconocer en Él vuestras muchas
voces, vuestros gritos de alegría, los lamentos, los silencios.
Conocemos vuestras búsquedas interiores,
vuestras alegrías y esperanzas, los dolores y las angustias que os inquietan.
Deseamos que ahora podáis escuchar una palabra nuestra: queremos ayudaros en
vuestras alegrías para que vuestras esperanzas se transformen en ideales.
Estamos seguro que estáis dispuestos a entregaros con vuestras ganas de vivir
para que vuestros sueños se hagan realidad en vuestra existencia y en la
historia humana.
Que nuestras debilidades no os
desanimen, que la fragilidad y los pecados no sean la causa de perder vuestra
confianza. La Iglesia es vuestra madre, no os abandona y está dispuesta a
acompañaros por caminos nuevos, por las alturas donde el viento del Espíritu
sopla con más fuerza, haciendo desaparecer las nieblas de la indiferencia, de
la superficialidad, del desánimo.
Cuando el mundo, que Dios ha amado tanto
hasta darle a su Hijo Jesús, se fija en las cosas, en el éxito inmediato, en el
placer y aplasta a los más débiles, vosotros debéis ayudarle a levantar la
mirada hacia el amor, la belleza, la verdad, la justicia.
Durante un mes hemos caminado juntamente
con algunos de vosotros y con muchos otros unidos por la oración y el afecto.
Deseamos continuar ahora el camino en cada lugar de la tierra donde el Señor
Jesús nos envía como discípulos misioneros.
La Iglesia y el mundo tienen necesidad
urgente de vuestro entusiasmo. Haceos compañeros de camino de los más débiles,
de los pobres, de los heridos por la vida. Sois el presente, sed el futuro más
luminoso.
Comentarios
Publicar un comentario