LECTIO DIVINA: VI DOMINGO DE ADVIENTO


“Lo que admiráis en la carne de María, realizadlo en el interior de vuestra alma. Quien en su corazón cree con vistas a la justicia,  concibe a Cristo; quien con su boca lo confiesa con la mirada puesta en la salvación, da a luz a Cristo”. San Agustín. Sermón 191,4.


INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO:
Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles, y enciende en ellos el fuego de tu amor.
Envía tu Espíritu Creador y renueva la faz de la tierra.
Oh Dios que has iluminado los corazones de tus hijos con la luz del Espíritu Santo; haznos dóciles a sus inspiraciones para gustar siempre el bien y gozar de su consuelo.
Por Cristo nuestro Señor. Amén.


CONTEXTO:
Ante las vísperas de una nueva Navidad, el evangelista San Lucas nos presenta este hermoso pasaje de la Visitación de la Santísima Virgen María a Santa Isabel. Pasajes que nos presentan a dos personajes principales, María, mujer en actitud de salida y portadora de un mensaje de alegría y lo transmite con prontitud. Isabel, mujer que sale el encuentro, acoge y es colmada por el Espíritu Santo que le hace proclamar un cántico de humildad y gratitud.

TEXTO:

Evangelio según San Lucas 1, 39-45.
En aquellos días, María se puso en camino y fue a prisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: -<< ¡Bendita Tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tu que has creído, porque lo que te ha dicho el Seños se cumplirá>>.


QUE DICE EL TEXTO:

Contemplando a María: Después del mensaje del ángel a María. María sale a toda prisa al encuentro de Isabel presentando así la diligencia de María que no vacila frente a lo ya anunciado por el ángel, María no se detiene a pensar en las posibles amenazas del camino sino movida por la alegría del encuentro y por el misterio de Dios toma una actitud de salida  no se reserva para sí misma la gracia recibida, más bien la lleva a los demás para hacer extensiva la buena nueva.

Contemplando a Isabel: Al igual que María, Isabel acoge sin reparo la buena nueva y se deja llenar del Espíritu Santo y proclama una alabanza de humildad, gratitud y acción de gracias para con el Señor y sus gracias recibidas.



QUE ME DICE EL TEXTO:
·         El texto del evangelio me interpela pues me hace reflexionar sobre la actitud que constantemente tomo frente a los bienes que Dios me otorga diariamente.
·         Examinar que tan diligente soy con las personas con quienes convivo y con cuanta frecuencia me quedo paralizada por preocuparme por lo que dirán o pensaran los demás. 
·         Reflexiono sobre la reacción que tomo cuando mis hermanas son bendecidas por Dios con sus gracias, si comparto con ellas esta alegría o más bien me causa una cierta envidia.
·         ¿Dejo actuar el Espíritu Santo en mi vida y reconozco con humildad sus obras en mi vida? ¿Soy agradecida y pregono con alegría lo que Dios hace en mi vida o me guardo egoístamente los dones que he recibido para mis beneficios personales?

QUE DIGO YO CON REFERENCIA  AL TEXTO:
Señor, quiero, como María,
salir con prontitud y diligencia al encuentro de mi hermano necesitado,
sin que las dificultades o reparos me detengan.
 
Señor, quiero como Isabel,
recibir en mi corazón a tu Hijo para que me llene de su gracia
 y me acompañe en mi caminar de cada día.

Padre, quiero pedirte que estés en mí,
que esta Navidad no sea una más, sino que nazcas en mi interior,
para que mi amistad contigo sea cada vez más estrecho y confiado,
 que la alergia de esta Navidad inunde mi vida para transmitir a los demás esta misma alegría de un encuentro nuevo y renovador..

Gracias Padre, por tu amor tan infinito que nos llama a
recibirte con un corazón renovado en esta próxima Navidad.

  
Gloria Hernández
Novicia MAR

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