24 DE ABRIL: CONVERSIÓN DE SAN AGUSTÍN
Durante la Vigilia
Pascual del año 387, en la noche del 24 al 25 de abril, Agustín fue bautizado
por san Ambrosio, obispo de Milán. Hoy, los restos de san Agustín se veneran en
la Basílica de San Pedro in Ciel d’Oro de Pavía, en Italia. El 22 de abril de 2007
visitó este lugar Benedicto XVI y, ante los fieles allí reunidos, se refirió a
las tres grandes etapas o tres conversiones de Agustín.
La primera
conversión fundamental fue el camino interior hacia el “sí” de
la fe y del bautismo. Agustín fue siempre una persona inquieta. Quería
encontrar la vida verdadera y no vivir a ciegas, sin sentido y sin meta. La
gran lucha interior de sus años juveniles fue conocer a Dios, familiarizarse
realmente con Jesucristo y llegar a decirle “sí” con todas las consecuencias.
La segunda
conversión de Agustín hay que situarla después de haber
recibido el bautismo. El año 391 fue a la ciudad de Hipona para encontrarse con
un amigo, a quien quería conquistar para su monasterio. En la liturgia
dominical que se celebraba en la catedral,Valerio –obispo de la ciudad–
manifestó públicamente su intención de elegir a un sacerdote para que le
ayudara en la predicación. Los asistentes se fijaron en Agustín y fue aclamado
como candidato al sacerdocio. A partir de entonces, aceptó ser sacerdote como
servicio a la Iglesia.
Hay una
tercera etapa decisiva en el camino de conversión de san
Agustín. Unos veinte años después de su ordenación sacerdotal, Agustín escribió
un libro titulado Retractaciones,
donde revisa de modo crítico las obras que había publicado y añade algunas
enmiendas. Escribe: “Perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los
que nos ofenden es la oración diaria de la Iglesia” (cf. Retractaciones I, 19,
1-3). Agustín había aprendido la humildad y la misericordia.
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