LA MANO QUE NOS LEVANTA


En la vida siempre habrá una mano que nos ayuda a levantarnos, es decir, alguien que nos puede dar un consejo o de alentarnos en situaciones difíciles que la vida nos presenta. Sólo aquel que sabe lo qué es caerse y lo qué es necesitar ayuda para levantarse comprende la situación de la otra persona y por eso tiene la capacidad de extender la mano al otro.

La acción de «levantar»  aquel que se encuentra en una situación de postración es un acto de solidaridad, no sólo por su situación sino, el comprender incluso sentimientos que ésta persona experimenta en su estado. Pero también es un identificarse con la persona porque, de alguna manera cada uno ha experimentado una situación similar. Es una actitud que todo creyente debería tener porque de cierta forma es un ejercicio de misericordia y de hacer visible el amor de Dios a la humanidad.

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