SÁBADO SANTO
Queridos hermanos, después de haber acompañado a Jesús en su camino
de pasión y muerte, durante estos primeros días santos, hoy en actitud de
reflexión, silencio y oración acompañamos a Jesús en la soledad de su sepulcro
para aguardar su gloriosa resurrección “Nuestra Pascua”.
La Vigilia Pascual es la celebración cumbre por excelencia de
nuestra fe cristiana católica, en ella se destacan tres partes importantes
llenas de simbología y signos que finalizan con la Liturgia Eucarística:
·
Celebración del
fuego nuevo.
·
Liturgia de la
Palabra.
·
Liturgia bautismal.
Como decíamos anteriormente, estos momentos están enriquecidos de
signos que van apareciendo gradualmente para ayudarnos a percibir la grandeza
del mensaje pascual. Algunos de ellos son:
Ø
EL FUEGO NUEVO que brilla en el cirio pascual
nos recuerda la columna de fuego que acompañó el caminar nocturno del pueblo de
Dios en el éxodo, es el símbolo de Jesús “luz del mundo” y del fuego encendido
por el Resucitado en los corazones.
Ø
EL GLORIA, antiguo himno
celebrativo de Cristo, cuya alusión a las palabras del ángel en la noche de la
navidad evoca en esta otra noche el sentido pascual de la encarnación y
nacimiento del Mesías.
Ø
El ALELUYA pascual, el himno
de los redimidos, cantar de los peregrinos que ha emprendido la ruta hacia la
patria definitiva.
Ø
EL AGUA regeneradora, signo
de la vida nueva en Jesús “fuente de vida”. Renovamos nuestra profesión de fe signo
de adhesión y comunión con Cristo.
Ø
EL BANQUETE pascual que
celebramos en la liturgia eucarística, comida del y con el Resucitado. Memorial
que celebramos cada vez que participamos en la Santa Eucaristía.
Gracias a esta solemne celebración recordamos la acción
misericordiosa y el amor trascendente e infinito de Dios para con toda la
humanidad. En este día Cristo nos hace libres, nos justifica y hace participes
de su divinidad. ¡Hermanos qué más podemos anhelar si todo se nos ha dado ya!
Elevemos pues, nuestros corazones en acción de gracias a Dios por su amor
incondicional para con todos y pidamos a Dios la gracia para permanecer fieles
a su amor.
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