LECTIO DIVINA, IV DOMINGO DE PASCUA, CICLO C, DÍA DEL BUEN PASTOR, JORNADA MUNDIAL DE ORACIÓN POR LAS VOCACIONES SACERDOTALES.
“EL SEÑOR
ES MI PASTOR NADA ME FALTA”
CONTEXTO
“Nadie puede arrebatar nada de la mano del Padre”
Veamos primero el contexto del pasaje. Después de la bellísima
catequesis sobre el “Buen Pastor” (Juan 10,1-18) y de las reacciones del
auditorio (10,19-21), el evangelista nos sitúa de nuevo en Jerusalén, en tiempo
de invierno, en el marco de la fiesta judía de la “Dedicación del Templo”
(ocurre en el mes de diciembre). Jesús está paseándose por el pórtico de
Salomón (10,23). Entonces un grupo de judíos se coloca alrededor de Jesús y le
exige una respuesta clara y abierta sobre si Él es o no el Mesías (o el
“Cristo”; 10,24).
TEXTO
Evangelio según San Juan 10, 27-30
27 Mis ovejas escuchan mi voz y yo las conozco. Ellas me
siguen, 28 y yo les doy vida eterna. Nunca perecerán y nadie las
arrebatará jamás de mi mano. 29 Aquello que el Padre me ha dado lo
superará todo, y nadie puede arrebatarlo de la mano de mi Padre. 30 Yo
y el Padre somos una sola cosa.»
¿QUÉ DICE EL TEXTO?
“Mis ovejas escuchan mi voz... y ellas me siguen” Las dos acciones
que caracterizan a un discípulo de Jesús son (a) la escucha del Maestro y (b)
el ejercicio del seguimiento, mediante la obediencia a la Palabra.
“Yo las conozco... Yo les doy
vida eterna” Para Jesús no somos números en medio
de una gran masa de gente, más bien, nos identifica claramente en el cálido
ámbito de una gran familiaridad: conoce nuestra historia y porque nos conoce
nos acepta como somos, nos quiere todavía más y nos introduce dentro de la
relación más profunda que habita su corazón: la amistad con el Padre. Esta
amistad es eterna. En ella nos ofrece una “vida eterna”.
“Yo y el Padre somos una sola cosa” En estas frases se describe el vínculo de amor más
fuerte y sólido que jamás podrá existir. Nadie es más poderoso que Dios Padre,
y Jesús Pastor está sostenido por el poder y el amor de este Padre con quien es
“uno”: “Yo y el Padre somos uno”.
Jesús y Dios Padre son “uno” en sus intenciones y en su acción. Por lo tanto,
el amor de Jesús y sus discípulos está sustentado por esta indestructible
unidad.
¿QUÉ ME DICE DIOS EN ESTE EVANGELIO?
A través de este texto el Señor me invita a revisar una vez más como es
mi relación con Él. A echar una mirada a cómo estoy escuchando su voz de
Pastor, si realmente reconozco su voz entre tantas otras que intentan parecer a
la de Él o si me dejo engañar por otras voces.
El Señor también me invita a que una vez escuchando su voz, no tema en
seguirle y colocar toda mi confianza en Él; que quiere llenarme se su presencia
y la de su Padre. El Señor hoy me sigue diciendo ¡confía! Que nada ni nadie te
va a arrebatar de mi mano poderosa y misericordiosa.
¿QUÉ LE DIGO A DIOS?
Señor Jesús, mi buen y amado pastor,
quiero agradecerte cada instante de mi vida en el que tú no te apartas de mi
lado. Gracias porque cuando vez que quiero ir hacia otros pastos con tu tierna
y amorosa voz me llamas o mejor aún vas tú mismo y me conduces hacia ti.
Gracias porque a ti no te cuesta entregarte por completo hasta perder tu vida,
gracias porque eres capaz de enfrentar y alejar los lobos que me rodean y me
impiden ir hacia a ti. Gracias porque me prometes vida eterna y me la vas dando
cada vez que me acerco a la Eucarística.
Novicia MAR
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