LECTIO DIVINA DEL XV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO - CICLO C, EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS 10, 25-37
INICIAMOS CON UNA CANCIÓN
QUE NOS AYUDARÁ A ENTRAR EN SINTONÍA CON EL EVANGELIO DEL DÍA
CONTEXTO
El evangelio de hoy nos
presenta la parábola del Buen Samaritano. Meditar una parábola es lo mismo que
profundizar en la vida, para descubrir en ella los llamados de Dios. Al
descubrir el largo viaje de Jesús hacia Jerusalén (Lc 9,51 a 19,28), Lucas
ayuda a las comunidades a comprender mejor en qué consiste la Buena Nueva del
Reino. Lo hace presentando a personas que vienen a hablar con Jesús y le
plantean preguntas. Eran preguntas reales de la gente al tiempo de Jesús y eran
también preguntas reales de las comunidades del tiempo de Lucas. Así, en el
evangelio de hoy, un doctor de la ley pregunta: "¿Qué he de hacer para
tener en herencia vida eterna?" La respuesta, tanto del doctor como de
Jesús, ayuda a comprender mejor el objetivo de la Ley de Dios.
TEXTO
Lectura del santo
evangelio según san Lucas (10,1-12.17-20)
Un maestro
de la Ley se presentó a Jesús y, para ponerlo a prueba, le preguntó: “Maestro,
¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?” Él le dijo: “¿Qué está
escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?” Él contestó: “Amarás al Señor, tu Dios,
con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas y con todo tu
ser. Y al prójimo como a ti mismo”. Él le dijo: “Bien dicho. Haz esto y tendrás
la vida”.
Pero el maestro de la Ley, queriendo justificarse, preguntó a Jesús: “¿Y quién es mi prójimo?”
Entonces Jesús dijo: “Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo medio muerto. Por casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel sitio: al verlo dio un rodeo y pasó de largo.
Pero un samaritano que iba de viaje, llegó a donde estaba él, y, al verlo, le dio lástima, se le acercó, le vendó las heridas, echándoles aceite y vino, y, montándolo en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó. Al día siguiente, sacó dos denarios y, dándoselos al posadero, le dijo: ‘Cuida de él, y lo que gastes de más yo te lo pagaré a la vuelta’. ¿Cuál de estos tres te parece que se portó como prójimo del que cayó en manos de los bandidos?”
El maestro de la Ley contestó: “El que practicó la misericordia con él”.
Jesús le dijo: “Anda, haz tú lo mismo”.
Pero el maestro de la Ley, queriendo justificarse, preguntó a Jesús: “¿Y quién es mi prójimo?”
Entonces Jesús dijo: “Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo medio muerto. Por casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel sitio: al verlo dio un rodeo y pasó de largo.
Pero un samaritano que iba de viaje, llegó a donde estaba él, y, al verlo, le dio lástima, se le acercó, le vendó las heridas, echándoles aceite y vino, y, montándolo en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó. Al día siguiente, sacó dos denarios y, dándoselos al posadero, le dijo: ‘Cuida de él, y lo que gastes de más yo te lo pagaré a la vuelta’. ¿Cuál de estos tres te parece que se portó como prójimo del que cayó en manos de los bandidos?”
El maestro de la Ley contestó: “El que practicó la misericordia con él”.
Jesús le dijo: “Anda, haz tú lo mismo”.
¿QUE DICE EL TEXTO?

¿QUE ME DICE EL
SEÑOR A TRÁVES DEL TEXTO?
El Señor me invita a no esperar
que venga el necesitado, tengo que salir a buscarlo, ser prójimo de todos, sin distinción,
aun corriendo riesgos. Me invita el Señor a tener compasión por el otro, a que
no “pase de largo” ante las necesidades de mi prójimo, me invita a ser capaza
de dejar el miedo, los prejuicios y el individualismo con tal de poder ayudar
al que muchas veces sin decir ni una palabra me lo pide con su mirada.
¿QUE LE DIGO YO A
DIOS?
Las heridas del que se quedó en
el margen
la humillación del que es
rechazado
las lágrimas de quien no tiene
más que la soledad
el dolor de las víctimas de la
guerra
el silencio de quienes son
abusados.
Son tus llamadas:
a que deje mis quehaceres
a que mire con ojos nuevos
a que cambie mi itinerario.
Y así me salvas Señor,
cuando curo heridas Tú me sanas
cuando acompaño no me siento
solo
cuando me entrego Tú te
regalas.
(Javi Montes, sj)
Jasmeiry De La Cruz, MAR
Fuente:
Diario Bíblico 2019,
claretianos.
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