LECTIO DIVINA DEL XVII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO - CICLO C, EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS 11, 1 - 13
LECTIO
DIVINA, XVII DOMINGO
DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO “C”, EVANGELIO según SAN LUCAS (11, 1-13)
Julio 28 2019
“pedid y
se os dará”
Invocación al espíritu
(San Agustín)
Espíritu
Santo, inspíranos, para que pensemos santamente.
Espíritu
Santo, incítanos, para que obremos santamente.
Espíritu
Santo, atráenos, para que amemos las cosas santas.
Espíritu
Santo, fortalécenos, para que defendamos las cosas santas.
Espíritu
Santo, ayúdanos, para que no perdamos nunca las cosas santas. Amén.
CONTEXTO
La Palabra de este día comienza
hablando de la oración, donde un discípulo le dice a Jesús que les enseñe a
orar como Juan enseñó a sus discípulos; entonces Jesús les enseña un modelo de
oración conocida por todos los cristianos, la oración del “Padrenuestro”. Esta
oración sencilla, directa, sin límites de nuestra mezquindad humana y enfocada
en las necesidades de cada persona. Jesús nos enseña también pedir a Dios
nuestro Padre el pan de cada día, que perdone nuestros pecados y que no nos
deje caer en la tentación, para que así vivamos unidos en amor y comprensión
como hermanos de un solo Padre, confiando siempre en Él.
Asimismo, Jesús se dirige
a ellos con una parábola, la cual nos enseña ser perseverantes y constantes en
nuestra oración, a no desistir de nuestros encuentros personales con el Señor y
ser capaces de ir al encuentro con nuestro hermano.
TEXTO:
Lectura del santo
evangelio según san Lucas (11,1-13):
Una vez que estaba Jesús orando en
cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo:
«Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos».
Él les dijo:
«Cuando oréis, decid: “Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos
cada día nuestro pan cotidiano, perdónanos nuestros pecados, porque también
nosotros perdonamos a todo el que nos debe, y no nos dejes caer en tentación”».
Y les dijo:
«Suponed que alguno de vosotros tiene un amigo, y viene durante la medianoche y
le dice:
“Amigo, préstame tres panes, pues uno de mis amigos ha venido de viaje y no
tengo nada que ofrecerle”; y, desde dentro, aquel le responde:
“No me molestes; la puerta ya está cerrada; mis niños y yo estamos acostados;
no puedo levantarme para dártelos”; os digo que, si no se levanta y se los da
por ser amigo suyo, al menos por su importunidad se levantará y le dará cuanto
necesite.
Pues yo os digo a vosotros: pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se
os abrirá; porque todo el que pide recibe, y el que busca halla, y al que llama
se le abre.
¿Qué padre entre vosotros, si su hijo le pide un pez, le dará una serpiente en
lugar del pez? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión?
Si vosotros, pues, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos,
¿cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que le piden?»
¿QUÉ DICE EL TEXTO?
El Evangelio de hoy comienza con el
escenario de Jesús orante y en cuanto Él termina, uno de sus discípulos le pide
les enseñe a orar como Juan enseñó a sus discípulos, entonces Jesús como
respuesta a la petición que elevó su discípulo les enseñó la oración más
perfecta, y les dijo: «Cuando oren, digan: “Padre, santificado sea
tu nombre…”
Jesús concluye diciendo que si nosotros que somos malos sabemos dar cosas buenas ¿cuánto más el
Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que le piden?”, sin duda
alguna nos dice que Dios nuestro Padre es generoso y misericordioso, que nos
ama, nos escucha en cada súplica y se preocupa ante nuestras necesidades.
¿QUÉ ME DICE EL TEXTO?
El texto me hace una invitación a ser constante en
mi oración, perseverar siempre, tener esa necesidad de orar, de estar atenta a
lo que me dice el Señor y tener la humildad de reconocer que todo lo tengo por
Él. También es un llamado a orar cada día mejor, arrepentirnos de nuestros
pecados y dedicarnos a agradar a Dios en el servicio a nuestros hermanos.
¿QUÉ LE DIGO YO A DIOS?
Gracias Señor por tu Palabra, por ser nuestro
maestro de oración, por suscitar en mi ese deseo orar no por conveniencia o por
cumplimiento, sino por necesidad que surge de mi interior y de lo más profundo
de mi corazón.
Pidamos al Señor que cada día nos enseñe a orar y
estar disponibles a escucharlo para hacer su voluntad y caminar con seguridad
en la misión que nos ha encomendado “construir el Reino.”
Ítala
Salazar
Novicia
MAR
Comentarios
Publicar un comentario