LECTIO DIVINA DOMINGO XXV DEL TIEMPO ORDINARIO-CICLO “C”, DEL EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS (16,1-13)


“No se puede servir a Dios y al dinero”

INVOCACION AL ESPIRITU SANTO
Espíritu Santo, ilumina nuestro entendimiento, para que al leer o estudiar la Sagrada Escritura, sintamos la presencia de Dios Padre que se manifiesta a través de tu Palabra.
Abre nuestro corazón para darnos cuenta del querer de Dios y la manera de hacerlo realidad en nuestras acciones de cada día. Instrúyenos en tus sendas para que, teniendo en cuenta tu Palabra, seamos signos de tu presencia en el mundo. Amén

CONTEXTO.
El evangelio de Lucas en la lectura dominical encontramos una catequesis sobre el uso inteligente de los bienes terrenales. El punto de partida está en la parábola del mal administrador (que al final resultó bueno; ver 16,1-8) y en su aplicación (16,9). Jesús saca lecciones de la gestión empresarial, tal como funcionaba en aquellos tiempos, para mostrar con qué criterios un discípulo suyo debe manejar el dinero y las propiedades, no importando que tan poquito sea. Estos criterios aparecen formulados en las palabras de Jesús que estamos siendo invitados a profundizar (16,10-13).
TEXTO:
Lectura del santo evangelio según san Lucas (16,1-13):
1 Jesús dijo también a sus discípulos: «Había un hombre rico que tenía un administrador, y le vinieron a decir que estaba malgastando sus bienes. 2 Lo mandó llamar y le dijo: «¿Qué oigo decir de ti? Dame cuenta de tu administración, porque ya no continuarás en ese cargo.»
3 El administrador se dijo: «¿Qué voy a hacer ahora que mi patrón me despide de mi empleo? Para trabajar la tierra no tengo fuerzas, y pedir limosna me da vergüenza. 4 Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me quiten el cargo, tenga gente que me reciba en su casa.»
5 Llamó uno por uno a los que tenían deudas con su patrón, y dijo al primero: 6 «¿Cuánto debes a mi patrón?» Le contestó: «Cien barriles de aceite.» Le dijo el administrador: «Toma tu recibo, siéntate y escribe en seguida cincuenta.» 7 Después dijo a otro: «Y tú, ¿cuánto le debes?» Contestó: «Cuatrocientos quintales de trigo.» Entonces le dijo: «Toma tu recibo y escribe trescientos.»
8 El patrón admiró la manera tan inteligente de actuar de ese administrador que lo estafaba. Pues es cierto que los ciudadanos de este mundo sacan más provecho de sus relaciones sociales que los hijos de la luz. 9 Por eso les digo: Utilicen el dinero sucio para hacerse amigos, para que cuando les llegue a faltar, los reciban a ustedes en las moradas eternas.
10 El que ha sido digno de confianza en cosas sin importancia, será digno de confianza también en las importantes; y el que no ha sido honrado en las cosas mínimas, tampoco será honrado en las cosas importantes. 11 Por lo tanto, si ustedes no han sido dignos de confianza en manejar el sucio dinero, ¿quién les va a confiar los bienes verdaderos? 12 Y si no se han mostrado dignos de confianza con cosas ajenas, ¿quién les confiará los bienes que son realmente nuestros?
13 Ningún siervo puede servir a dos patrones, porque necesariamente odiará a uno y amará al otro o bien será fiel a uno y despreciará al otro. Ustedes no pueden servir al mismo tiempo a Dios y al Dinero.

¿QUÉ DICE EL TEXTO?
El texto evangélico de Lucas, ofrece para nuestra reflexión la parábola de la administración de los bienes, donde Jesús presenta dos facetas, la primera la del administrador deshonesto, y la exhortación sobre la preferencia de Dios sobre el dinero.  Jesús no pondera el acto de maldad del administrador sino su habilidad para calcular bien las cosas y encontrara una salida pronta frente a una realidad inesperada. Por ello, veremos que en los vv. 1-8: Jesús expone la parábola del administrador sabio y sagaz: un hombre, acusado por su excesiva avidez, de alguna manera ya insostenible, se encuentra en un momento decisivo y difícil de su vida, pero consigue utilizar todos sus recursos humanos para convertir en bien su clamoroso fallo. Como este hijo del mundo ha sabido discernir sus intereses, así también lo hijos de la luz deben aprender a discernir la voluntad de amor y de don del Padre a ellos para vivir como Él.
En el v.9: Jesús quiere hacer comprender que también la riqueza deshonesta e injusta, que es la de este mundo, si se utiliza para el bien conduciendo a la salvación.
En los vv. 10-12: Jesús explica que los bienes de este mundo no están condenados, sino que hay que estimarlos por el valor que tienen. Se llaman “mínimos”, son “el poco” de nuestra vida, pero estamos llamados a administrarlos con fidelidad y atención, porque son medios para entrar en comunión con los hermanos y por tanto con el Padre.
Finalmente, en el v. 13: Jesús ofrece una enseñanza fundamental: hay un sólo y único fin en nuestra vida y es Dios, el Señor. Buscar y servir otra cualquier realidad significa convertirse en esclavos, atarse a engaños y morir ya desde ahora
¿QUÉ ME DICE EL TEXTO?
El evangelio de Lucas me habla este día que nosotros no podemos desentendernos de nuestras responsabilidades terrenas, pero que el trabajo cotidiano y la lucha por lo que necesitamos para la vida no aparte nuestro corazón de Dios, porque claramente nos dice Jesús: “Ningún criado puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al dinero” (16,13).
Para mí esto implica una evaluación continua de no dejarme esclavizar por la administración terrena, por las cosas superficiales, exteriores, más bien tener los mejores espacios para el servicio de Dios, para dar de mi misma, haciendo opción por los más pobres y excluidos del Reino.
 También me invita a tener los pies en la tierra, pero el corazón en el cielo, a buscar la riqueza de mi vida en Dios, en un plano de justicia y equidad y al mismo tiempo preguntarme cada día: ¿Mi opción por Jesús me ha llevado a descuidar mis deberes con la economía de la casa o de la comunidad?, ¿En qué consiste el “servicio” a Dios? ¿De qué forma concreta voy a vivir mi “servicio” a Dios?
¿QUÉ LE DIGO YO AL SEÑOR?
Gracias Señor una vez más por tu Palabra, por tu infinito amor y misericordia, te pido me concedas la gracia de seguirte con transparencia, humildad, sencillez y con corazón sincero, lleno de motivación y que la opción de mi vida sea cada día por Ti, por el Reino, buscando siempre el bien los demás.
Concédeme la gracia de servir con disponibilidad y acoger con alegría todo lo que de Ti proviene.
Fuente:  
Diario bíblico, CLARETIANOS.


Itala Salazar, Novicia MAR

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