MEDITACIÓN DEL DÍA CUARTO
El cuarto día lo hemos dedicado a la SINCERIDAD.
Una cualidad sin la cual el amor no puede subsistir, ya que no hay amor donde
hay mentira. Amar es andar en la verdad, sin máscaras, sin el peso de la
hipocresía y con la fuerza de integridad.
Sólo en la verdad somos libres como lo anunció Jesucristo: Juan 8, 32. Sólo
sobre la roca firme de la verdad puede sostenerse una relación en las crisis y
los problemas.
Con la sinceridad nos ganamos la confianza y con la confianza llegamos al
entendimiento y la unidad.
El amor nos enseña a no actuar como los egoístas y los soberbios que creen que
su verdad es la verdad.
Si la Navidad nos acerca a la verdad es una buena Navidad: es una fiesta en la
que acogemos a Jesús como luz verdadera que viene a este mundo: Juan 1, 9. Luz
verdadera que nos aleja de las tinieblas nos mueve a aceptar a Dios como
camino, verdad y vida. Ojalá nuestro amor esté siempre iluminado por la verdad,
de modo que esté también favorecido por la confianza.
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