EL QUE QUIERA SEGUIRME….



Queridos hermanos, en este día quiero compartir con ustedes una reflexión que va acorde con el evangelio que la liturgia nos propone.
Comencemos con lo que Jesús no quiso decir. Muchas personas interpretan la "cruz" como una carga que deben llevar en sus vidas: una relación tensa, un trabajo ingrato, una enfermedad física. Con orgullo autocompasivo, dicen, "Esa es mi cruz que tengo que llevar". Dicha interpretación no es lo que Jesús quiso decir cuando dijo, "tome su cruz y sígame".
Lo que esto significa es estar dispuesto a morir con el fin de seguir a Jesús. Esto se llama "morir a sí mismo". Es un llamado a la entrega absoluta. Después que Jesús ordenó llevar la cruz, dijo, "Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, éste la salvará. Pues ¿qué aprovecha al hombre, si gana todo el mundo, y se destruye o se pierde a sí mismo?" (Lucas 9:24-25; Mateo 16:26; Marcos 8:35-36). Aunque el llamado es difícil, la recompensa es inigualable.
• ¿Cuál es la cruz que pesa sobre mí y que hace pesada mi vida? ¿Cómo la llevo?
• Ganar la vida o perder la vida; ganar el mundo entero o perder la propia alma; avergonzarse del evangelio o profesarlo públicamente. ¿Cómo acontece esto en mi vida?
Diana Gómez
Novicia MAR

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