LECTIO DIVINA DOMINGO V DEL TIEMPO PASCUAL-CICLO A, EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 14, 1-12


INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO
¡Oh Espíritu Santo! crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren, que podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú estás vivo en medio de nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. Amén.
CONTEXTO:
Queridos hermanos, nos encontramos en el quinto domingo del tiempo pascual y en este día la palabra llega a nuestro corazón como lluvia fresca, para recordarnos que Jesucristo es el «camino, la verdad y la vida», que viene a sacarnos de la mentira, del egoísmo y de la tristeza. Jesús es quien nos ayuda a caminar por senderos de vida y de plenitud. Que la fuerza de su amor y de su Resurrección sea siempre camino de vida nueva y que esta semana para que sepamos escuchar su voz en cada acontecimiento.

TEXTO
Lectura del Santo Evangelio según San Juan 14, 1-12
¿QUÉ DICE EL TEXTO?
El relato evangélico de este día, narra el entrañable momento en el que ya se vislumbra la despedida. …Ese “no perdáis la calma” en labios de Jesús sale al paso de la comprensible zozobra, miedo quizás, de la gente que más ha compartido con el Señor su Persona y su Palabra.
Toda la vida del Señor, fue una manifestación maravillosa de cómo llegar hasta Dios, cómo entrar en su Casa y habitar en su Hogar. La Persona de Jesús es el icono, la imagen visible del Padre invisible.
Quien ha visto y ha oído a Jesús, ha contemplado y escuchado al Padre, Quien cree en Jesús, cree en su Padre. El camino de Jesús, es el camino de la bienaventuranza, el de la verdad, el de la justicia, el de la misericordia y la ternura… Jesús no sólo es el Camino, sino también el Caminante, el que se ha puesto a andar nuestra peregrinación por la vida, vivirlo todo, hasta haberse hecho muerte y dolor abandonado.
Jesús no se limitó a señalarnos “otro camino” sino que nos abrazó en el suyo, y en ese abrazo nos posibilitó andar en bienaventuranzas, en perdón y paz, en luz y verdad, en gracia. … Los cristianos no somos gente diferente, sino que, en medio de nuestras caídas y dificultades, en medio de nuestros errores e incoherencias, queremos caminar por este Camino, adherirnos a esta Verdad, y con-vivir en esta Vida: la de Quien nos abrió el hogar del Padre haciendo de nuestra vida un hogar en la que somos hijos ante Dios y hermanos entre nosotros.
¿QUÉ ME DICE EL SEÑOR?
Jesús me invita a confiar en Él firmemente, y esto me da una seguridad: Él esta conmigo, me acompaña, sabe de mis necesidades, alegrías y temores, me da su amor para saber llevar todo lo que estoy viviendo. Además, me confronta en mi vida: ¿Quieren llevarte por otros caminos? acuérdate de que yo soy el camino. ¿Quieren indicarte soluciones más avanzadas, más dignas del nuevo milenio? acuérdate de que yo soy la verdad. ¿Quieren enseñarte como vivir de una manera más intensa y más libre? acuérdate de que yo soy la vida. Acuérdate que conmigo puedes iniciar una vida nueva.
¿QUÉ LE DIGO YO AL SEÑOR?
Te pido perdón Señor porque muchas veces soy otro Felipe y con mis actitudes no muestro que tú estás conmigo.
Te doy gracias por acompañarme e cada acontecimiento, por ser mi camino, mi verdad y mi vida, invitándome a confiar en tu Palabra y en tu amor trasformador.
Fuentes:
Libro: lectio divina para la vida diaria: el evangelio de Juan
Diana Gómez
Novicia MAR

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