LECTIO DIVINA PARA 14 DE JUNIO DE 2020 DOMINGO TIEMPO ORDINARIO CICLO A. SOLEMNIDAD DEL CORPUS CHRISTI


                   

“El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna”
INICIAMOS CON LA IVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO PARA PEDIR SU DON DE SABIDURIA
Espíritu Santo, gracias porque estás y vendrás. Espíritu Santo, alabado seas por tu fuerza y tu luz... Espíritu Santo, renuévame para que pueda ser testigo del poder de la Buena Noticia. Espíritu Santo, derrámate en la comunidad para poder anunciarte a todos con valentía. Amén

CONTEXTO
El texto de Juan es una elaboración teológica y catequética del simbolismo del maná, el alimento divino de la tradición bíblica, que viene al final del discurso sobre el pan de vida. Algunos autores han llegado a defender que todo el discurso del c. 6 de Jn es más sapiencial (se entiende que habla de la Sabiduría) que eucarístico. Pero se ha impuesto en la tradición cristiana el sentido eucarístico, ya que Juan no nos ha trasmitido la institución de la eucaristía en la última cena del Señor. Este discurso de la sinagoga de Cafarnaúm es muy fuerte en todos los sentidos, como es muy fuerte y de muy altos vuelos toda la teología joánica sobre Jesús como Logos, como Hijo, como luz, como agua, como resurrección. Se trata de fórmulas de revelación que no podemos imaginar dichas por el Jesús histórico, pero que son muy acertada del Jesús que tiene una vida nueva. Desde esta cristología es como ha sido escrito y redactado el evangelio joánico.
TEXTO
Lectura del santo evangelio según san Juan (6, 51-58)
En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: «Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo.»
Disputaban los judíos entre sí: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?»
Entonces Jesús les dijo: «Os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí. Éste es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre.»

¿QUE DICE EL TEXTO?
Al indicar que este alimento será dado por el Hijo del hombre y que consistirá en su propia carne, se revela el carácter escatológico de esta comida. La carne y la sangre que se ofrecen como alimento necesario para tener vida no pertenecen a un cadáver, sino son carne y sangre glorificada”. En lo que sigue Jesús explicita las consecuencias, efectos o frutos que se derivan de comer su carne y beber su sangre:
 -En primer lugar, "permanece en mí y yo en él" (v. 56). Hay una mutua permanencia entre Jesús y el que come y bebe su sangre.
 -En segundo lugar, nos descubre la fuente y la orientación de la verdadera vida: "Así como yo, que he sido enviado por el Padre que tiene Vida, vivo por el Padre, de la misma manera, el que me come vivirá por mí" (v. 57). Esta frase quiere decir que “quien come el cuerpo de Cristo vive «de» él, es decir, en virtud de la vida que proviene de él, y vive «para» él, es decir, para su gloria, su amor, su reino. Como Jesús vive del Padre y para el Padre, así también, al comulgar con el santo misterio de su cuerpo y de su sangre, nosotros vivimos de Jesús y para Jesús" (R. Cantalamessa).
 -En tercer lugar, está el fruto de la vida eterna: "El que coma de este pan vivirá eternamente" (v. 58); fruto que ya se otorgaba al que recibe en la fe a Jesús.
¿QUE ME DICE EL SEÑOR A TRÁVES DEL TEXTO?
Para mí la Eucaristía es una realidad muy rica y hermosa; maravillosa; divina. Y el Señor me invita hoy a renovar mi fe en la presencia de Jesús en cada Eucaristía. Siendo consiente que, así como la comida es necesaria para mi cuerpo, la Eucaristía es necesaria para mi alma y vida espiritual, ya que sin ella poco a poco perdería mi fe.
¿QUE LE DIGO YO A DIOS?
Señor te doy gracias por este gran regalo que es la Eucaristía, porque cada día te nos entregas para tener una vida plena. Te pido la gracia Señor de creer cada vez más en ti, en el Sacramento Santísimo del Altar. Adorarte y valorar ese gran don de tu misericordia para conmigo.

Yessica Victoria, Novicia MAR

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