LECTIO DIVINA PARA El 26 DE JULIO DE 2020 DOMINGO XVII TIEMPO ORDINARIO CICLO A.
INICIAMOS CON LA INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO PARA QUE NOS GUÍE Y AYUDE A ORAR CON EL EVANGELIO
DE HOY
Tú que lo aclaras todo Espíritu Santo, Tú que me
aclaras todo, que iluminas todos los caminos para que yo alcance mi ideal. Tú
que me das el don Divino de perdonar y olvidar el mal que me hacen y que en
todos los instantes de mi vida estás conmigo.
Quiero en este corto diálogo agradecerte por todo y
confirmar que nunca quiero separarme de Ti, por mayor que sea la ilusión
material. Deseo estar contigo y todos mis seres queridos en la gloria perpetua.
Gracias por tu misericordia para conmigo y los
míos. Gracias Dios mío.
CONTEXTO
Los evangelios contienen muchas
parábolas de Jesús. Mateo llega hasta decir: “Todas estas cosas Jesús dijo a la
gente en parábolas y no les hablaba sino era en parábolas” (Mt 13,34). Era el
método usado comúnmente en aquella época para enseñar. Así era como Jesús se
hacía entender de la gente. En las parábolas, Jesús parte de cosas muy comunes
de la vida y las usa como términos de comparación para ayudar a las personas a
entender mejor las cosas menos conocidas del Reino de Dios. En el evangelio de
este domingo, Jesús parte de tres cosas bien conocidas de la vida de la gente:
el tesoro escondido en el campo, el mercader que busca perlas finas y la red
que los pescadores echan al mar.
TEXTO
Lectura del santo evangelio
según san Mateo (13, 44-52)
En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente:
«El reino de los cielos se parece a un tesoro
escondido en el campo: el que lo encuentra, lo vuelve a esconder y, lleno de
alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo. El reino de los
cielos se parece también a un comerciante de perlas finas, que al encontrar una
de gran valor se va a vender todo lo que tiene y la compra.
El reino de los cielos se parece también a la
red que echan en el mar y recoge toda clase de peces: cuando está llena, la
arrastran a la orilla, se sientan y reúnen los buenos en cestos y los malos los
tiran.
Lo mismo sucederá al final de los tiempos:
saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los echarán al horno
de fuego. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.
¿Habéis entendido todo esto?». Ellos le responden:
«Sí».
Él les dijo: «Pues bien, un escriba que se ha
hecho discípulo del reino de los cielos es como un padre de familia que va
sacando de su tesoro lo nuevo y lo antiguo».
El Reino de Dios es una búsqueda en doble vía, es
decir, es Dios en la figura del tesoro escondido que anhela que el hombre lo
descubra para que lo haga suyo y lo disfrute, pero también es la búsqueda
apasionada que hace Dios del ser humano, donde ve a cada hijo como la perla más
fina que quiere guardar para sí; el hombre y Dios se están buscando mutuamente
y el Reino es la red que permite el encuentro.
¿QUE
ME DICE EL SEÑOR A TRÁVES DEL TEXTO?
Hoy el Señor con su Palabra me invita a vender todo
lo que tengo, para adquirir algo de mucho más valor, el Reino de los Cielos, me
hace reflexionar si en mi vida yo le pongo el valor más grande a las cosas que
realmente no lo tienen, y dejo de lado aquello que de verdad tiene valor. Que
es ganar los tesoros del cielo.
¿QUE
LE DIGO YO A DIOS?
Señor dame la gracia para querer ganar los tesoros
del cielo, vendiendo todo lo que tengo, tanto materialmente, como aquellas
cosas en las que me apego y no me dejan darle la importancia a las cosas que me
acercan a ti.
Minutos de amor
Yessica Victoria, Novicia MAR
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