MARÍA MAGDALENA
Queridos hermanos: en este día
celebramos en la Iglesia la fiesta de María Magdalena, la discípula fiel del
Maestro, un ejemplo de entrega y amor. Dejémonos interpelar por esta gran mujer
y sigamos a Cristo hasta los rincones de la tierra.
El
nombre de María Magdalena se deriva de Magdala, una población situada sobre la
orilla occidental del mar de Galilea, cerca de Tiberíades, en la que el Señor
encontró por primera vez a aquella mujer. San Lucas hace notar que era una pecadora
(aunque no afirma que haya sido una prostituta, como se supone comúnmente).
Cristo cenaba en casa de un fariseo donde la pecadora se presentó y al momento
se arrojó al suelo frente al Señor, se echó a llorar y le enjugó los pies con
sus cabellos. Después le ungió el perfume que llevaba en un vaso de alabastro.
El fariseo interpretó el silencio de Cristo como una especie de aprobación del
pecado y murmuró en su corazón. Jesús le recriminó por sus pensamientos. Le
preguntó en forma de parábola cuál de dos deudores debe mayor agradecimiento a
su acreedor: aquél a quién se perdona una deuda mayor, o al que se perdona una
suma menor. En el capítulo siguiente, San Lucas, habla de los viajes de Cristo
por Galilea, dice que le acompañaban los apóstoles y que le servían varias
mujeres.
Entre
ellas figuraba María Magdalena, de la que había arrojado "siete
demonios". También se recuerda a María Magdalena por otros episodios. En
la hora más oscura de la vida de Cristo, María Magdalena contemplaba la cruz a
cierta distancia. Acompañada por "la otra María", descubrió que
alguien había apartado la pesada piedra del sepulcro del Señor. Fue ella la
primera persona que vio, saludó y reconoció a Cristo resucitado. María
Magdalena, la contemplativa, fue el primer testigo de la resurrección del Señor,
sin la cual vana es nuestra esperanza. El Hijo de Dios quiso manifestar la
gloria de su resurrección a aquella mujer manchada por el pecado y santificada
por la penitencia. La tradición oriental afirma que después de Pentecostés, fue
a vivir a Éfeso con la Virgen María y San Juan y que murió ahí. Pero, según la
tradición francesa adoptada por el Martirologio Romano y muy difundida en
occidente, María Magdalena fue con Lázaro y Marta a evangelizar la Provenza y
pasó los treinta años de su vida en los Alpes Marítimos, en la caverna de la
Sainte Baume. Poco antes de su muerte fue trasladada milagrosamente a la
capilla de San Maximino, donde recibió los últimos sacramentos y fue enterrada
por el santo.
Diana
Gómez
Novicia
MAR
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