2. USO CORRECTO DE LAS REDES SOCIALES
Suele
ser creencia común que, si estamos activos en las redes sociales, eso nos ayuda
a estar conectados con los amigos y estar al tanto de las últimas noticias y
novedades. Lo que teóricamente nos ayudaría a estar animados y con la mente
activa, por decirlo de alguna manera.
Sin
embargo, los estudios indican que, si estamos en exposición a las redes
sociales más de 20 minutos, nuestro estado de ánimo o humor, no varía
prácticamente nada. Es casi neutral, y no nos aportan aspectos
considerablemente positivos que nos hagan más felices.
Lo que
se conoce muy bien, es el fenómeno «FOMO». La necesidad compulsiva que
generamos, por querer estar siempre con la última novedad, sabiendo «todo» lo
que está sucediendo. Si no es así, entonces caemos en la angustia de no estar
al tanto de lo que nuestros amigos están conversando o compartiendo. Es un
problema cada vez más frecuente debido al apego que se genera a las redes
sociales.
Entonces, ¿cómo
utilizar bien las redes sociales? Para que no sea motivo de angustia o
ansiedades, en primer lugar: no mientas. No ganas nada al enseñar momentos de
tu vida que son algo «artificial», cuando en el fondo sabes que no estás siendo
auténtico, y solo buscas aparentar, el único que pierde eres tú.
Por
supuesto, cuando nos pasamos un buen rato, y nos fijamos en las fotos o
historias ajenas, terminamos sintiéndonos mal. Creemos que la vida de los otros
es mucho mejor que la nuestra o que la están pasando mucho mejor que yo.
Y
puede que sí, evidentemente otros la estén pasando mucho mejor que tú. Pero
esta «fachada de perfección» muchas veces deja de lado la realidad. Nos hace
pensar que la vida de otros es felicidad pura, cuando en realidad todos tenemos
problemas.
Hay
una obsesión cada vez mayor por mostrarse siempre alegre, lo cual,
paradójicamente, conduce a la experiencia diametralmente opuesta. Se trata entonces, de usar las redes sociales
para tu propio bien, y no dejarse utilizar por ellas. Si quieres compartir algo
asegúrate de estar siendo fiel a ti mismo.
Diana Gómez
MAR
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