LECTIO DIVINA PARA 25 DE OCTUBRE DE 2020 DOMINGO XXX DEL TIEMPO ORDINARIO-CICLO A
INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO
CONTEXTO:
Una serie de discusiones habían
comenzado los adversarios con Jesús en 21,23, siempre en el ámbito del Templo.
Este pasaje corresponde a la tercera polémica de Jesús con sus adversarios,
quienes pretendían desprestigiarlo por medio de preguntas difíciles. Es con esa
intención que ahora un fariseo, después de haberlo deliberado en grupo, se
acerca a Jesús.
Como en el pasaje inmediatamente
anterior, la pregunta que se le plantea a Jesús, tiene como punto de partida
“la Ley” (ver 22,23-33: la polémica con los saduceos sobre la resurrección, a
partir de la norma de Deuteronomio 25,5). Esta vez un fariseo pregunta por el
mandamiento “mayor” de la Ley.
En los tiempos de Jesús, el celo por
la Ley (además de una cierta manía), había catalogado 613 entre los
mandamientos y prohibiciones de la Biblia. De tanto mandamiento la gente
resultaba cansada y sedienta de sentido y de orientación para la vida: ¿Será
que todos los mandamientos tienen la misma autoridad e importancia, o habría
una jerarquía, un orden de importancia entre ellos?
Había muchas respuestas a esta
pregunta. Los entendidos en Biblia se perdían en discusiones interminables y
estériles, se dividían en escuelas, cada una defendiendo una solución, y nunca
llegaban a un acuerdo.
TEXTO
Del Evangelio según san Mateo 22, 34-40
En aquel tiempo,
los fariseos, al oír que Jesús habla hecho callar a los saduceos, formaron
grupo, y uno de ellos, que era experto en la Ley, le preguntó para ponerlo a
prueba:
- «Maestro, ¿cuál
es el mandamiento principal de la Ley?»
Él le dijo:
- “Amarás al Señor,
tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser.”
Este mandamiento es
el principal y primero. El segundo es semejante a él:
"Amarás a tu
prójimo como a ti mismo."
Estos dos
mandamientos sostienen la Ley entera y los profetas.»
Por lo tanto, la praxis evangelizadora de Jesús nos descubre
un Dios nuevo y a la vez, y por ello mismo, nos descubre un hombre nuevo. Es
verdad que Jesús de Nazaret lo descubrió desde Dios. Esto es absolutamente
irrefutable. Esta frontalidad nos expresa pues, que evangelizar es humanizar en
todos los órdenes y desde todas las perspectivas. Jesús hizo coincidir con su
evangelización la gloria de Dios y la del hombre. El hecho, pues, de que hoy se
insista tanto en la humanización no depende de que vivimos en el siglo en el
que el hombre está enamorado de sí mismo, de lo que ha hecho y de lo que tiene
que hacer, sino que la misma esencia de la fe y de la identidad cristiana, en
el Nuevo Testamento como totalidad, son todavía mucho más humanizantes y
humanizadoras que lo que hoy se nos propone.
¿QUÉ ME DICE EL SEÑOR?
Tu Palabra Señor me invita a amarte más que a nada en el mundo, y si te
amo a ti, también amare a los demás, me resuenan unas palabras que dijo un
sacerdote, que todos los mandamientos están resumidos en estos dos, porque si
te amo a ti, santificare las fiestas, no jurare, y si amo a mis hermanos no
todos los demás mandamientos no los haría porque tengo amor.
¿QUÉ LE DIGO YO AL
SEÑOR?
Dame la gracia de
poder amarte plenamente a ti, porque si en mi corazón hay amor eso lo irradiare
por todas partes donde este, y con quien me relaciones, porque solo el amor me
acerca a ti y a los demás.
Fuentes: https://www.dominicos.org/predicacion/homilia/25-10-2020/comentario-biblico/miguel-de-burgos-nunez/
https://www.oblatos.com/lectio-octubre-25-de-2020/
Yessica Victoria, Novicia MAR
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