LECTIO DIVINA PARA DE 11 DE OCTUBRE 2020 DOMINGO XXVIII DEL TIEMPO ORDINARIO-CICLO A

                             

«Muchos son los llamados y pocos los escogidos.»

INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

Espíritu Santo, eres el alma de mi alma,

te adoro humildemente.

Ilumíname, fortifícame, guíame, consuélame.

Y en cuanto corresponde al plan eterno Padre Dios revélame tus deseos.

Dame a conocer lo que el Amor eterno desea en mí.

Dame a conocer lo que debo realizar.

Dame a conocer lo que debo sufrir.

Dame a conocer lo que con silenciosa modestia y en oración, debo aceptar,

cargar y soportar.

Sí, Espíritu Santo, dame a conocer tu voluntad y la voluntad del Padre.

Pues toda mi vida no quiero ser otra cosa que un continuado perpetuo Sí a los 

deseos y al querer del eterno Padre Dios.

CONTEXTO:

El evangelio del banquete que un rey da por la boda de su hijo es una de las parábolas más sofisticadas del evangelio de Mateo, que marca unas diferencias substanciales con la que nos ofrece Lucas (14,15-24); incluso podríamos hablar de parábolas distintas. Mateo nos habla de un rey, rechazado por los magnates, y tras ser maltratados y asesinados algunos de sus criados, manda atacar y destruir la ciudad. Ahora se debe ir a los cruces de los caminos para instar a los transeúntes a que vengan al banquete. Como es lógico, vinieron toda clase de gentes, buenas y malas. ¿Qué significa, pues, tras esta invitación tan generosa e informal, el rey venga a la sala del banquete y encuentre a uno que no tiene traje de bodas? Esto cambia el sentido de la interpretación de los vv. 1-10, cuando la sala se llenó de invitados, poniendo de manifiesto que incluso los que no estaban preparados son invitados a un banquete de bodas. Aquí nos encontramos con lo más extraño, quizás lo más importante y original de la parábola de Jesús redactada por Mateo.

TEXTO

Del Evangelio según san Mateo 22, 1-14

¿QUÉ DICE EL TEXTO?

La parábola es escandalosa, y debe seguir siéndolo en cuanto a los motivos de los que rechazan el banquete, como en la actitud del rey que, en vez de suprimir el banquete, invita a todo el mundo que se encuentre por los caminos: hay que buscar a las personas que no están atadas a nada ni a nadie; son libres. El banquete no es un acto burlesco, sino que Jesús piensa en el festín de la salvación; no en una fiesta de compromiso, sino de libertad. En ese supuesto, hasta el hombre que no lleva vestido de boda, independientemente de la teología de Mateo, habría que entenderlo, hoy y ahora, como que no está allí como los demás, libre para la gracia de Dios. Quien no posea esa actitud, “ese vestido”, estará echando por tierra la fiesta de la libertad y de la gracia.

¿QUÉ ME DICE EL SEÑOR?

Hoy el Señor me hace preguntarme, si de corazón acepto su invitación al banquete de su Hijo que es la Eucaristía, o pongo excusas para no asistir, o estar presente solo de cuerpo, pero la mente y el corazón está en otra parte. Hoy me invita a vivir este banquete con todo mi ser, estando en completa gracia y comunión con él, llevando así el traje adecuado.

¿QUÉ LE DIGO YO AL SEÑOR?

Señor dame la gracia de cada día poder vivir el banquete de tu hijo, con plenitud, vistiéndome con ese traje de gala, que es tu gracia, y poder responder a tu invitación con amor y entrega.

                            

Fuentes:https://www.dominicos.org/predicacion/homilia/11-10-2020/comentario-biblico/miguel-de-burgos-nunez/

Yessica Victoria, Novicia MAR

 

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