LECTIO DIVINA DOMINGO lV DEL TIEMPO ORDINARIO-CICLO B, EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS 1,21-28

Fue a la sinagoga y comenzó a enseñar 

INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

Señor: Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren. Tu palabra nos oriente a fin de que también nosotros, como los discípulos de Emaús, podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú estás vivo en medio de nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. Amén.

CONTEXTO:

El texto del Evangelio de este cuarto domingo del Tiempo Ordinario habla de la admiración de la gente viendo cómo Jesús transmite su enseñanza (Mc 1,21-22), después presenta el primer milagro que se refiere a la expulsión de un demonio (Mc 1,23-26) y finalmente habla de nuevo de la admiración de la gente, ante la enseñanza de Jesús y de su poder de arrojar espíritus inmundos (Mc 1,27-28). En los años 70, época en la que escribe Marcos, las Comunidades de la Italia tenían necesidad de orientación para saber cómo anunciar la Buena Noticia de Dios al pueblo que vivía oprimido por el miedo de los demonios, por la imposición religiosa de normas religiosas de parte del Imperio romano. Al describir las actividades de Jesús, Marcos indicaba cómo las comunidades debían anunciar la Buena Nueva. Los evangelistas daban la catequesis contando con los hechos y acontecimientos de la vida de Jesús. El texto que ahora meditaremos indica el impacto que la Buena Nueva de Jesús sobre el pueblo de su tiempo. Durante su lectura, tratemos de poner atención a lo que sigue: ¿Cuál es la actividad de Jesús que causaba más admiración en la gente?

TEXTO

Santo Evangelio según Marcos 1, 21-28

¿QUÉ DICE EL TEXTO?

Marcos 1,21-22: Admirada por la enseñanza de Jesús, la gente se crea una conciencia crítica. La primera cosa que Jesús hizo al comienzo de su actividad misionera fue llamar a cuatro personas para formar una comunidad con Él (Mc 1,16-20). La primera cosa que la gente percibe en Jesús es su modo diverso de enseñar y hablar del Reino de Dios. No es tanto el contenido, sino que es su modo de enseñar el que despierta la atención. El efecto de esta enseñanza diversa era una conciencia crítica en la gente en relación a las autoridades religiosas de la época. La gente percibía, comparaba y decía: Él enseña con autoridad, diversa de los escribas. Los escribas enseñaban a la gente citando doctores, las autoridades. Jesús no citaba a ningún doctor, sino que hablaba partiendo de su experiencia de Dios y de la vida. Su autoridad nacía de dentro. Su palabra tenía las raíces en el corazón y en el testimonio de su vida.

Marcos 1,23-26: Jesús combate el poder del mal En Marcos, el primer milagro es la expulsión del demonio. El poder del mal echaba raíces en las personas y las alienaba de sí mismas. La gente vivía destrozada por el miedo de los demonios y por la acción de los espíritus impuros. Basta ver el interés causado por el film sobre el exorcismo de los demonios, Y no solo esto. Como en los tiempos del Imperio romano, muchas son las personas que viven alienadas de sí misma a causa del poder de los medios de comunicación, de la propaganda del comercio. La gente vive esclava del consumismo, oprimidas por las facturas que hay que pagar en una fecha determinada a los acreedores. Muchos piensan que no viven como personas dignas de respeto, si no compran lo que la propaganda anuncia en la televisión. En Marcos, el primer gesto de Jesús es precisamente el de arrojar y combatir el poder del mal. Jesús restituye a las personas a sí mismas. Restituye su conciencia y su libertad. ¿Se dará que nuestra fe en Jesús consigue combatir contra estos demonios que nos alienan de nosotros mismos, de la realidad y de Dios?

Marcos 1,27-28: La reacción de la gente: el primer impacto Las dos primeras señales de la Buena Nueva de Dios que la gente percibe en Jesús, son éstas. Su modo diverso de enseñar las cosas de Dios y su poder sobre los espíritus inmundos. Jesús abre un nuevo camino de pureza para la gente. En aquel tiempo, quien era declarado impuro, no podía ponerse delante de Dios para rezar o recibir la bendición prometida por Dios a Abrahán. Primero debía purificarse. Por lo que se refería a la purificación de las personas, existían muchas leyes y normas rituales que hacían difícil la vida de la gente y apartaban a muchas gentes considerándolas impuras. Por ejemplo, lavar el brazo hasta el codo, lavarse el rostro, lavar vasos de metal, copas, vasijas y bandejas, etc. (cfr Mc 7, 1-5) Ahora purificadas por la fe en Jesús, las personas impuras podían de nuevo postrarse en la presencia de Dios y no tenían necesidad de observar todas aquellas normas rituales. La Buena Noticia del Reino, anunciada por Jesús, habría sido para aquella gente un suspiro de alivio y un motivo de gran alegría y tranquilidad.

¿QUÉ ME DICE EL SEÑOR?

Hoy el Señor me invita a estar atenta a su enseñanza, a confiar en Él, que su palabra se haga vida en mí, que busque siempre su voluntad, a que no tenga miedo porque su Gracia y su Amor se derraman en mi cada día, con más fuerza.

¿QUÉ LE DIGO YO?

Señor Jesús, te damos gracia por tu Palabra que nos ha hecho ver mejor la voluntad del Padre. Haz que tu Espíritu ilumine nuestras acciones y nos comunique la fuerza para seguir lo que Tu Palabra nos ha hecho ver. Haz que nosotros como María, tu Madre, podamos no sólo escuchar, sino también poner en práctica la Palabra. Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo por todos los siglos de los siglos. Amén.

Fuente:

Lectio divina, Padre Fidel Oñoro

Diana Gómez

MAR

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