TODO SE HACE LLEVADERO POR AMOR A DIOS
Pedro,
¿me amas? Apacienta mis ovejas. y esto por tres veces consecutivas. Se le
preguntaba sobre el amor, y se le imponía una labor; porque, cuanto mayor
es el amor, tanto menor es el trabajo (San Agustín, Sermón 340).
Quien
le amare mucho, verá que puede padecer mucho por Él; el que amare poco, poco.
Tengo yo para mí que la medida del poder llevar gran cruz o pequeña es la del
amor (Santa Teresa, Camino
de perfección, 32, 7).
El amor
defiende de las adversidades. A quien lo tiene, nada adverso le puede resultar
perjudicial, antes al contrario se le convierte en útil: Todo contribuye al
bien de los que aman a Dios (Rm 8, 28). Hasta los reveses y dificultades son
llevaderos para el que ama, como observamos a diario en el terreno meramente
humano (Santo Tomás, Sobre
la caridad, 1, c., p. 204).
Todo lo
duro que puede haber en los mandamientos lo hace llevadero el amor… ¿Qué no
hace el amor […]? Ved cómo trabajan los que aman; no sienten los que padecen,
redoblando sus esfuerzos a tenor de las dificultades (San Agustín, Sermón 96).
Todas
estas cosas, sin embargo, hállenlas difíciles los que no aman; los que aman, al
revés, eso mismo les parece liviano. No hay padecimiento, por cruel y
desaforado que sea, que no le haga llevadero y casi nulo el amor (San
Agustín, Sermón 70).
Diana Gómez
MAR
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