Espiritualidad del desierto
La Espiritualidad del desierto surge
de las reflexiones de Orígenes y se inspira en la meditación del libro del
Éxodo y de los profetas.
A) El
desierto en la Biblia es el lugar principal, sea de las nupcias del pueblo de
Dios sea de las tentaciones. El monje huye del mundo con el fin de vivir «sólo
para Dios» (soli Deo), para vivir el seguimiento de Cristo en el despojo más
radical posible.
En el desierto el hombre se
encuentra a sí mismo, descubre su lejanía de Dios y comprende que debe iniciar
un fatigoso retorno a Él. El desierto se convierte en el lugar del combate
espiritual, de la lucha contra todo lo que se opone a la unión con Dios, contra
las pasiones y contra el demonio, contra el mal que reina en el mundo, mal que
es rechazado a partir del propio corazón. En el corazón purificado será
concedido el «ver a Dios».
B) En el
desierto, el monje participa además de la lucha escatológica de Cristo contra
el príncipe de este mundo: Derrotar a Satanás significa debilitarlo, quitarle
fuerza, mejorar el mundo, hacer avanzar el reino de Dios y sostener a los
cristianos en su lucha cotidiana.
C) En el
desierto se afina el conocimiento del corazón del hombre, se ponen al desnudo
las debilidades y se preparan las armas para emprender el combate espiritual
que es necesario para acercarse a Dios. ¿Cómo? A través
de la oración continua, alimento constante de la Palabra, vigilancia,
sobriedad, mortificación, humildad.
D) En el
desierto se invita a alabar y a adoptar medios para el «buen combate de la fe»,
las privaciones, mortificaciones, penitencias se refieren a: «La puerta
estrecha» por lo cual es necesario pasar a la ascesis (ejercicio) necesario para llegar a la unión
con Dios, para «ver y gustar a Dios y su amor».
Esta vida «en el desierto» una invitación para no perder de vista la
suprema vocación, que es la de estar siempre con el Señor. El camino a la
Santidad conlleva la aceptación del combate espiritual. El ayuno y la
penitencia atestiguan que no sólo de pan vive el hombre, sino de la Palabra de
Dios (cfr. Mt 4,4).
Síntesis realizada por Juana Maricela Hernández.
Novicia Mar
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