EL LIDERAZGO EN LA BIBLIA (PARTE I)

El pasado jueves asistimos toda la comunidad al CEBITEPAL (Centro bíblico teológico para América Latina) para participar de un taller titulado: Liderazgo Bíblico” impartido por el Pbro. Francisco Niño.


Quiero compartiros algo de la riqueza de su contenido; pienso que nos interesa a todos descubrir que la Biblia da respuesta a todos nuestros interrogantes, y en el tema del liderazgo, creo que es de gran relevancia.
De mis apuntes tomados en la sesión voy a rescatar aquellos que nos puedan iluminar.
En primer lugar, se nos dieron unas definiciones de liderazgo, para quedarnos con que “el líder es una persona que con su mejor esfuerzo de comunicación, motivación, superación y acompañamiento logra que los miembros del equipo obtengan los mejores resultados  para el crecimiento personal, profesional y organizacional alcanzando las metas con satisfacción de todos. Esto conlleva comunicación asertiva y  compromiso afectivo”.

Ante esto, es más fácil, muchas veces ser dirigido que dirigir; de ahí que haya pocos líderes. Es difícil encontrar quien quiera asumir el papel de la autoridad. Al encontrar dificultad de líderes positivos, entonces los sustituimos por líderes negativos.

Los líderes son aquellos que a lo largo de la historia han ejercido el influjo en los demás. De aquí, que son los líderes quienes:
-han transformado el mundo.
-han asumido convicciones profundas.
-han dado sentido a “mi vida” y a la de los demás.
-han transmitido visión.
-han generado sueños y por tanto han sido forjadores de ideales.
-En definitiva, son los que gestan la historia.

Si estoy y estamos aquí es porque alguien ha influido sobre mí, sobre nosotros.
Esto mismo lo encontramos en la Biblia, que si bien no se habla de liderazgo, si hallamos un verdadero manual de liderazgo.
La Biblia es la historia de Dios; es Misterio de Salvación; más que teoría o casuística es una ruta pedagógica; es Misterio que nos guía.
Recordemos que la misión del pueblo tanto del Antiguo como del Nuevo es ser luz. La salvación empieza aquí como plenitud de la existencia.

Hay unos peligros:

1. LA TORRE DE BABEL o las dificultades de la comunicación. Todos nuestros conflictos que se dan en la falta de comunicación impiden que surjan líderes. Comunicar no es sólo hablar. Si quiero ser líder tengo que pulir mis habilidades comunicativas.

2. ESAÚ, el inmediatista que vende su carisma por un plato de lentejas. No tiene visión el que se queda mirando solo su metro cuadrado. No tiene horizontes para enseñar y contagiar a los demás. En la medida que gano distancia es cuando puedo ir visionando para orientar a los demás.

3. SANSÓN y las pasiones (su debilidad por las mujeres). Las pasiones se dan en todos los campos de la vida de las personas. Experimentamos nuestra fragilidad. Cuántos líderes se han quemado y destruido sus vidas por pasiones. Lo importante es que el líder sea firme en el campo de los afectos. Cuando no soy consciente es cuando más me equivoco. Cuando soy consciente es cuando estoy atento. Sansón no preveía, caía una y otra vez y desaprovechó un potencial que Dios le dio en su función como juez de Israel.

4. HELÍ y la falta de evaluación. Sacerdote de Yahvéh. En relación a sus hijos tiene una indiferencia. No era capaz de tomar decisiones y va postergando. Es mejor postergar que corregir.  El líder requiere evaluar permanentemente. En la Iglesia no tenemos cultura de la evaluación. En el campo de la pastoral ¿Quién nos evalúa?: a los obispos, a los superiores, a los sacerdotes. Helí no fue capaz de evaluar cómo se estaba desempeñando.

5. DAVID y su pecado. Estaba confiado que enviando a sus tropas al frente ya estaba tranquilo. Él se quedó perezoso. El gran peligro para los líderes es la RUTINA. La pereza es la madre de todos los vicios. El amor exige cuidado. Este pecado es desencadenado lentamente, poco a poco, desde lo pequeño se llega a lo grande (asesinato con alevosía).

6. SAÚL, el celoso. Es una historia de fracaso. ¿Por qué Dios le retira sus afectos, si lucha por su pueblo? Su gran pecado radicó en sus celos con David. Los celos nos golpean. Algo infalible para la amargura es compararse con los demás. Los celos matan. Los afectos nos pueden destruir la vida.

7. SALOMÓN y la pérdida de la mística. Fue el Rey sabio ciertamente, pero perdió la mística como nosotros cuando nos desencantamos. Se enamoró de una mujer que envenenó su corazón.

8. ROBOAM (hijo de Salomón) y el general Jeroboam. Era autoritario; deja que se les escapen diez tribus. Se quedó solo con dos tribus por orgulloso.

(Continuará...)


NIEVES MARÍA CASTRO PERTÍÑEZ. MAR 

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