EL SEMBRADOR SALIÓ A SEMBRAR…
Durante la visita provincial, nos reunimos con la Hna. Olga
Lucia las seis novicias; nos compartió
que el objetivo de la visita era animar a la comunidad en el ámbito recoleto y
en esta reunión nos invitó a realizar una actividad ya que de esta manera se
aprende mejor; en este momento yo pensé que se trataría de alguna meditación en
la capilla o algo por el estilo, pero no, la dinámica era muy distinta, era
aprender desde la experiencia.
La Hna. Olga Lucia nos
indicó que debíamos prepararnos para sembrar, entonces corrimos a ponernos las
botas de hule y a buscar herramientas para sembrar. Cuando salimos al jardín
vimos el lugar; estaba lleno pasto crecido, de piedras, algunos vidrios y una
que otra cosa más.
Comenzamos el trabajo, unas con el rastrillo, otras con
pala o con azadón. Aquí floreció otra
parte de nuestro carisma ya que compartimos las herramientas y nos ocupamos de
dejar listo el terreno entre todas, una a otra nos animábamos, verdaderamente
se trabajó en unión. Mientras hacíamos esta actividad íbamos reflexionando
acerca de la oración, cómo es importante el preparar el terreno para que la Palabra
de Dios pueda dar fruto; es necesario limpiar nuestro ser desde lo profundo,
aquello que impida que Jesús nos habite, como pueden ser apegos, ideas,
costumbres, resistencias; lo importante es ser consciente de lo que nos
estorba, es un proceso que puede doler, sin embargo confiando en el amor de
Dios y en su gracia que es la que actúa en nuestras vidas es posible, como dice
el apóstol “La confianza que ustedes
tienen en Dios es como el oro: así como la calidad del oro se pone a prueba con
el fuego, la confianza que ustedes tienen en Dios se pone a prueba con los problemas.
Si ustedes pasan la prueba, su confianza será más valiosa que el oro, pues el
oro se puede destruir” (1Pe 1,7).
Continuamos limpiando, y por fin cada una tenía su surco para
sembrar, repartimos las semillas de frijol y chícharo que representaban nuestra
vocación y nuestra relación con Dios, entonces cada una sembró sus semillas.
Concluimos compartiendo lo que significó para cada una ésta experiencia.
Para mi representa un reto, en el cual debo de cuidar de las
semillitas para que puedan crecer, pero no solo en este sentido, es un compromiso con Dios, el Autor de la vida y el amor; Él me invita a
cuidar de ese amor, de la relación de ambos. Es algo que no se tiene que
descuidar pues representa el fundamento de mi vida y vocación, solo Él es mi
fuente de agua.
Agradezco a Jesús por esta experiencia que me permite vivir y
hacerme consciente de lo importante que es abonar la tierra para que sea
fértil.
“Los que
reciben la semilla en tierra buena, son los que escuchan la Palabra, la aceptan
y dan fruto al treinta, al sesenta y al ciento por uno.” (Mc 4,20).
Miriam Viviana Horta
Colín Novicia MAR
hermosa experiencia que me invita a revisar que hierba crecida vidrios y basura ya no necesito en mi tierra y hacer lo necesario para que sea fértil. te quiero hermanita!!!! =D
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