31° DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO, CICLO B, SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS, SAN MATEO 5,1-12ª

"Éste es el grupo que viene a tu presencia, Señor."     (Salmo 23)


En el siguiente enlace les invitamos para que escuchen un audio de la Solemnidad de Todos los Santos


INVOCATIO

Nos preparamos para este encuentro de Nuestro Señor Jesucristo desde la escucha y abriendo nuestro corazón con toda confianza y alegrémonos todos en el Señor pidiendo el don del Espíritu Santo para que nos ilumine y nos transforma con su palabra.

Divino Padre Eterno, en nombre de Jesucristo,
y por la intercesión de la Santísima Siempre Virgen María,
envía a mi corazón El Espíritu Santo.

Ven, Espíritu Santo, a mi corazón y santifícalo.
Ven, Padre de los pobres, y alíviame.
Ven, autor de todo bien, y constélame.
Ven, luz de las mentes e ilumíname.
Ven, dulce huésped de los corazones, y no te apartes de mí.
Ven, verdadero refrigerio de mi vida, y renuévame.

Espíritu Santo, eterno Amor,
Ven a nosotros con tus ardores,
Ven, inflama nuestros corazones.

LECTIO

SAN MATEO 5,1-12ª.

En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió a la montaña, se sentó, y se acercaron sus discípulos; y él se puso a hablar, enseñándoles: <<Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos. Dichosos los que lloran, porque ellos  serán consolados. Dichosos los sufridos, porque ellos heredarán la tierra. Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados. Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Dichosos los limpios de corazón, porque ellos  verán a Dios. Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos se llamarán los Hijos de Dios. Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Dichosos ustedes cuando los insulten y los persigan y los calumnien de cualquier modo por mi causa. Estén alegres y contentos, porque su recompensa será grande en el cielo>>.

CONTEXTUALIZACIÓN

Mateo nos describe nueve bienaventuranzas que resaltan más la actitud interior: pobres de espíritu, los que tienen espíritu de pobre. Expresa la vida del discípulo de Jesús para comprender y vivir el camino de la felicidad. La enseñanza de Jesús no es para un pequeño grupo de seguidores. No es una serie de consejos para selectos. Tampoco no son normas de conducta. Es todo un estilo de vida. La enseñanza de Jesús va dirigida a vivir el Evangelio como un camino hacia la felicidad. Como el mismo Jesús lo vivió. Él es el primer bienaventurado. Y es el modelo y el guía para todo aquel que, aun en situaciones difíciles y duras, intenta vivir con gozo tales momentos. Jesús nos dice con sus palabras, pero más con sus gestos, que el creyente puede dominar el sufrimiento y convertirlo en fuente de bien y de gozo. Las bienaventuranzas no son sólo una promesa para el futuro. Son, más bien, una exhortación para vivir el presente. Si aquí logras ser feliz, también lo serás en el más allá.

 La contradicción de las bienaventuranzas

 La enseñanza de Jesús en las bienaventuranzas puede sonar a contradicción: o Donde hay pobreza, Jesús pone felicidad. O Donde hay sufrimiento Jesús promete consuelo. Pero, al fondo, Jesús propone el modo cómo superar las mayores dificultades. Llama dichosos a los pobres de espíritu, porque ellos no viven apegados a los bienes de la tierra, sino que han puesto toda su confianza en el Señor y su riqueza mayor es el Padre. No hay que entender que Jesús proclama dichosos a los pobres por ser pobres, sino porque se abandonan en el Padre que alimenta a los pajarillos y viste a las flores del campo.

 Las bienaventuranzas, proclamación del Reino

Las bienaventuranzas proclaman que el Reino de Dios está ya en la tierra. Es el tiempo, anunciado por los profetas, en el cual: los pobres, los hambrientos, los perseguidos, los que no cuentan y los que no valen llegarán a ser felices. Y la razón más importante para sentirse felices es que el Padre los ama con amor misericordioso y total. Esto viene a decirnos Jesús, el Hijo, el predilecto. Con Jesús, ya está el Reino (el plan) de Dios con los más desdichados. Con la implantación del Reino, Jesús invierte los valores de la sociedad. Porque los pobres, los perseguidos, los sufridos son los que cuentan ante Dios. Y Jesús lo manifiesta con palabras y con gestos. Y esta proclamación es para todos. Al ver tanta gente (v 1)..., Jesús proclama las bienaventuranzas.[1]

MEDITATIO

Después de haber reflexionado el evangelio. Dios nos habla a nuestras vidas para que nos dejemos trasformar por él  y  responderle con docilidad a la luz de su palabra.

¿Qué sentimientos me brotan ante las bienaventuranzas? Que todos las deseamos y buscamos;  pocos las encuentran. En cambio, el Señor nos promete la felicidad, nos da la seguridad de poder llegar a ella, si seguimos el camino que a ella conduce, si vivimos en conformidad con las normas de vida que él nos ha trazado. Jesús siempre nos propone un nuevo espíritu del Reino de Dios. 

 Así veo  plasmado en el mismo Jesús, sereno y feliz en medio de tanta persecución y sufrimiento. En cambio  sus apóstoles y el gentío le siguen gustosos, porque saben que el Maestro tiene palabras de vida eterna participando de la vida de Dios en la realidad futura de su Reino, es decir la santidad. Por esto, tenemos que esforzarnos en cada una de nuestras acciones, pues es el mismo Dios quien nos convoca a vivir con amor y misericordia por medio de obras y de nuestros actos y palabras para demostrar lo que soy y lo que seremos;  es disponernos en la disponibilidad, en el despojo y la renuncia, para no quedarse en lo inmediato y buscar lo trascendente. Ante el Reino de los cielos no hay ninguna riqueza comparable. Me abandono en las manos del Padre cuando me vienen los golpes de la vida.


ORATIO

Cada vez voy descubriendo el amor de Cristo por medio de su palabra: Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia”,  en donde me  esfuerzo sinceramente en cumplir la voluntad de Dios. Sobre las bienaventuranzas puedo decir que la felicidad no está en el tener, el dominar, el disfrutar sino en algo muy diferente:   en amar y ser amado. Quien escucha la palabra de Dios y la lleva a la práctica en su vida, estas palabras del Señor no serán exclamaciones poéticas; son pautas de vida, normas de conducta, compromisos para la vida llevando en el fondo del corazón la señal de ser hijos de Dios.

CONTEMPLATIO/ACTIO

Hoy el señor me invita a contemplar con entusiasmo su rostro, escuchando sus palabras con gozo y viendo  como posa su mirada sobre mí y sobre la multitud que  escucha con silencio, admiración y gozo. A pesar de los problemas que me toca  vivir, me arrojaré en las manos del Padre, como Jesús, disponiendo mi pobre corazón  con alegría y  esperanza.  Como también colocando  nuestras opciones decisivas con respecto a los bienes terrenos; purificando nuestro corazón para enseñarnos a amar a Dios sobre todas las cosas. Que las bienaventuranzas nos enseñan el fin último al que Dios nos llama: el Reino, la visión de Dios, la participación en la naturaleza divina, la vida eterna, la filiación, el descanso en Dios y respondiendo al deseo de la felicidad que Dios ha puesto en nuestros corazones.

Que en este día pidamos a todos los santos que interceden por nosotros en este caminar, pero principalmente a la santísima Virgen María, que con su inmenso amor a Dios, nos demostró que la santidad es posible en un corazón dispuesto de ser amado y dar ese amor a la humanidad.


« ¿Cómo es, Señor, que yo te busco? Porque al buscarte, Dios mío, busco la vida feliz, haz que te busque para que viva mi alma, porque mi cuerpo vive de mi alma y mi alma vive de ti» (San Agustín).



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